Por estar contigo

Blog personal de José Alfonso Pérez Martínez

"Estas líneas escribo,
únicamente por estar contigo"
(Luis Cernuda)

jueves, 29 de diciembre de 2016

Algo terrible y hermoso, para terminar el año


Anteayer, 27 de diciembre, nos sorprendió la noticia del fallecimiento, a sus 60 años, de Carrie Fisher, famosa en el mundo entero por su interpretación de la princesa Leia en Star Wars. Al día siguiente, 28 de diciembre, su madre, la también actriz Debbie Reynolds, de 84 años, también falleció. No pudo soportar, simplemente, la muerte de su hija. Y es terrible, terrible para los que quedan, para Todd Fisher, que ha perdido en 48 horas a su madre y a su hermana, o para Billie Lourd, hija de Carrie y nieta de Debbie. Pero es también un suceso hermoso, pues nos ha recordado algo que solemos olvidar: que el amor de una madre por los frutos de su vientre es inmenso, lo más grande que existe en el mundo. 


Carrie Fisher niña, entre bastidores, observa a su madre, Debbie Reynolds, actuando en los escenarios de Broadway.  
Ya están juntas en la eternidad, sea lo que sea eso.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Mejores libros de noviembre y diciembre, y mejores libros del año


En los dos últimos meses he leído 17 libros. De entre ellos destaco los siguientes:


NARRATIVA

  1. Bella y oscura, de Rosa Montero.
  2. El relato Juventud, de Joseph Conrad, incluído dentro del volumen La posada de las brujas y otros relatos (los otros relatos del volumen no me parecen tan buenos) (reseña)
  3. Pura anarquía, de Woody Allen
  4. Maneras de perder, de Felipe Benítez Reyes
  5. Cuentos de fin de año, de Ramón Gómez de la Serna (reseña)
  6. Los hechos del Rey Arturo y sus nobles caballeros, de John Steinbeck

ENSAYO

  1. El tango, de Jorge Luis Borges (reseña)
  2. El magnicidio de Carrero Blanco, de José María Manrique y Matías Ros (reseña)
  3. Lecciones de los maestros, de George Steiner (reseña y fragmentos)

POESÍA

  1.  La piel que busca piel en su deriva, de Felipe Benítez Reyes

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En total, en 2016 he leído 111 libros. Estos serían los que más me han gustado:

  1. Seek to know no more, de José María Álvarez (poesía)
  2. Batman: detective nº 27, de Michael Uslan y Peter Snejbjerg (cómic)
  3. Yo, el Rey, de Juan Antonio Vallejo-Nágera (narrativa)
  4. Los jefes, de Mario Vargas Llosa (narrativa)
  5. El imperio de Yegorov, de Manuel Moyano (narrativa)
  6. El hacedor, de Jorge Luis Borges (narrativa y poesía)
  7. Cancionero moral de un poeta menor, de David López Sandoval (poesía)
  8. Lawrence de Arabia (la corona de arena), de José María Álvarez (narrativa)
  9. Soldados de Salamina, de Javier Cercas (narrativa)
  10. Cantigas y cárceles, de Juan Manuel Macías (poesía)
  11. Ricardo II, de William Shakespeare (teatro)

martes, 27 de diciembre de 2016

En la muerte de nuestra querida princesa


Me entero, estupefacto, del fallecimiento, a los 60 años tan sólo, de Carrie Fisher, nuestra querida princesa Leia. Carrie nos dio con Leia un personaje femenino fuerte, que no se limitaba a esperar a que la rescatase Han Solo o Luke Skywalker, sino que agarraba una pistola láser y disparaba a los malos como sus compañeros hombres, y con ellos corría y saltaba por los pasillos de los destructores imperiales o por las selvas de la luna de Endor. A la joven actriz que hizo de Rey, la heroína del reciente episodio VII de la saga, le dijo "no dejes que te pongan un bikini dorado", interpretando como humillación sexista esa escena de Leia esclavizada y encadenada en el palacio de Jabba el Hutt. Muchos sólo vimos, en cambio, belleza ahí, una imagen icónica para poblar nuestros sueños. Con cadenas y todo Leia no me parecía humillada ni un objeto sexual (o no mayormente esto), sino gloriosa en su deslumbrante juventud, un ícono de belleza que se alza sobre las cadenas y sobre la sordidez del cúbil de Jabba. 

Ha fallecido nuestra princesa más querida, que se alzó reinante en nuestras fantasías, que se hundió en el alcohol y las drogas para vencer también esa sordidez (esta vez, del mundo real), que de allí supo salir y contarlo. Heroína en el cine, heroína en la vida, venciendo al monstruo de sus adicciones. Ha fallecido para provocar una lágrima que recorre ahora nuestro rostro y para vivir para siempre, en nuestros corazones.



domingo, 25 de diciembre de 2016

De la batalla de Camlann, y de cómo Arturo dejó este mundo


DE LA BATALLA DE CAMLANN, Y DE CÓMO ARTURO DEJÓ ESTE MUNDO

Los ejércitos de Mordred y Arturo se encontraron en Camlann. Mordred tenía veinte años, Arturo cuarenta y dos. Mordred era un ser totalmente amoral, consagrado al crímen y al odio a su padre. Arturo era un rey cansado, y compadecía a Mordred, mas no estaba dispuesto a consentir que continuara devastando su reino. 

No sabemos cuántos caballeros combatieron en Camlann aquel día. Tal vez, entre los dos ejércitos, no llegaran a los diez mil hombres. Tal vez había menos, pero eran los mejores caballeros y hombres de armas de Britania, y casi todos murieron ese día, dejando la isla indefensa ante los enemigos extranjeros. Combatieron todo un largo día, desde el alba. Estaba cayendo el sol cuando Arturo y Mordred se encontraron al fín, frente a frente. Se acometieron con furia, se hirieron, y al fín Arturo mató a Mordred, mas sabía que él también estaba herido de muerte. Se recostó contra un árbol. Desde donde estaba se veía, no muy lejos, el mar. El sol caía, tiñéndolo todo de rojo. Se le acercó Sir Bevidere, uno de los pocos supervivientes de la batalla y el único de entre los caballeros más cercanos a Arturo, los pertenecientes a la Tabla Redonda. Bevidere le preguntó al rey qué podía hacer por él, pues algo le decía  que el rey no estaba simplemente herido, sino muriendo. Arturo le tendió a Excalibur, diciendo: "lanzadla al mar". 

Bevidere fue a la orilla, mas le pareció una lástima que un arma así se perdiera, tal vez para siempre. Así que la escondió en un tronco hueco, dispuesto a recobrarla luego. Volvió con el rey, y éste, nada más verle le dijo: "¿por qué no me habéis obedecido? Si me amáis, lanzad la espada al mar". Avergonzado, Sir Bevidere volvió adonde la espada, y la arrojó al mar. Así se perdió para siempre el arma más prodigiosa que jamás blandiera un hombre, que no se podía quebrar ni mellar, que era ligera como una pluma, que fue forjada por la antigua raza en tiempos olvidados, Excalibur. 

Bevidere volvió con su rey y dijo "está hecho", y Arturo supo que esta vez era verdad. Sonrió, bendijo a Bevidere y murió. Entonces Bevidere vió, recortado contra el inmenso sol rojo, un barco sin velas ni remos, que parecía avanzar mágicamente. Cuando estuvo más cerca distinguió en él a tres mujeres, de pie sobre cubierta, asidas las manos. Desembarcaron y llegaron a donde ellos estaban. Eran de blancos rostros y belleza sobrehumana. Una de ellas dijo "venimos a llevarnos al rey a Avalón". "Está muerto, mi señora", dijo Bevidere. "Está muerto, es verdad, pero en Avalón no existe la muerte. Allí podrá volver a vivir. En verdad, despertará de esta muerte como de un sueño, y vivirá por siempre". Sir Bevidere sintió que era verdad. Levantó a su señor y lo cargó hasta el barco. Las damas de la antigua raza embarcaron, y la nave partió. 

Nada más se supo de Arturo en este mundo. Así termina su historia, hasta donde sabemos.

-José Alfonso Pérez Martínez, 20 de diciembre (corregido el 25) de 2016-


jueves, 22 de diciembre de 2016

De Mordred


DE MORDRED


Morgause, la hija mayor de Igraine y de su marido, el duque de Cornualles, odiaba a Uther, que había causado la muerte de su padre y engañado a su madre para yacer con ella. Como no podía vengarse de Uther, pues éste había muerto hacía años, Morgause decidió vengarse de él en la persona de Arturo, su hijo. 

Aunque Morgause y Arturo eran hijos de una misma madre, Morgause veía a Arturo como un Pendragon, como sangre odiada. También Morgana odiaba a Arturo. Sólo la tercera hermana, Elaine, no le odiaba, sólo ella pensaba que odiar al hijo por los pecados del padre era una necedad, pero nunca logró convencer a sus hermanas. Aunque Morgana intentó en varias ocasiones asesinar a Arturo, quien llegó más lejos en su odio fue Morgause. Esto fue lo que se atrevió a realizar: en primer lugar, fue a Camelot, enviando delante suya mensajeros anunciando la llegada de la hermana mayor del rey. Arturo, sin sospechar nada, la recibió feliz, ofreciendo cenas y torneos en su honor. No es cierto, como algunos escribieron, que Arturo no supiera quién era Morgause. Merlín le había contado, cuando Arturo se proclamó rey, quien era su madre, y cómo fue concebido por Uther, y porqué había tenido que criarse separado de su padre, de su madre y de sus medio hermanas, para protegerle de los odios y tensiones de la época. Merlín le envió a criarse con Sir Héctor, un caballero, y el hijo de éste, Sir Kay, era ahora senescal de Arturo. 

Así pues, Arturo sabía perfectamente quién era Morgause cuando ésta llegó a Camelot y él la vió por primera vez en su vida. Arturo, que como dijimos no había podido criarse con ella, la deseó desde el primer momento, pero, siendo consciente de la sangre común, estaba dispuesto  a contenerse. Y lo hubiera logrado, pero Arturo no sabía que su hermana era una poderosa hechicera, casi al nivel de Merlín, el druida. Morgause hechizó a Arturo, para que no pudiera resistirsele, para que, sin dejar de ser consciente de estar cometiendo una transgresión, no pudiera evitar cometerla, para así torturarle más. Tanto odiaba Morgause a Arturo. El rey, a su pesar, se vió yendo a la alcoba de Morgause, en mitad de la noche. A su pesar, la desnudó. A su pesar, y maldiciéndola, la hizo suya. A la mañana siguiente Arturo expulsó a Morgause de Camelot, y jamás quiso volver a verla. 

Esto ocurrió cuando Arturo era aún joven y no llevaba ni diez años en el trono. Tampoco estaba casado aún con Ginebra. Su otro hijo, Bor, era entonces tan sólo un niño de pecho, un bebé. Aquella noche infausta fue engendrado Mordred, hijo y sobrino de Arturo.

Todos nos forjamos un destino, pero Mordred no quiso, o no pudo. Dominado por su madre, se convirtió en un mero instrumento de ella, en un arma para ser usada contra Arturo. Morgause para ello se concentró en fomentar las partes peores de la personalidad de Mordred, mientras asifixiaba las más nobles. Se centraba también en hacerle dependiente de ella, en lograr que pensara como ella, que viera todo como ella lo veía. Utilizaba para ello una mezcla de palabras, amor materno y hechicería. Buscó a grandes caballeros para educarle en las artes de la guerra, le insistió en que tenía derecho a todo, si lo quería, y que la ley de Arturo sólo era tiranía, una forma de coartar la libertad y el derecho de los fuertes sobre los débiles. Le crió, en fin, con el solo fin de destruir a Arturo. 

A los dieciocho años Mordred Pendragon era hermoso y fuerte, un joven dorado, pero con un negrísimo corazón. Podía vencer a cualquiera en un combate singular, era cruel, vanidoso, y sólo amaba a su madre. No respetaba a ninguna otra persona, ni sentía nunca temor. Quería, sobre todo, destruir a Arturo. Entonces dejó a su madre y empezó a devastar Britania, al mando de una banda de criminales y delincuentes, a los que armó como caballeros. Se burlaban de la ley de Arturo cometiendo robos, violaciones y asesinatos por todo el país. Se le fueron sumando más indeseables, hasta llegar a comandar un verdadero ejército.

Arturo, por entonces, estuvo muy enfermo, y casi murió. Merlín dijo que sólo podría sanar si era encontrado el Grial, la santa copa usada por Jesucristo en su última cena, y Arturo bebía de ella. Los caballeros de la Tabla Redonda, empeñados en la búsqueda del Grial, no pudieron impedir los desmanes de Mordred. Muchos caballeros se perdieron o murieron en la búsqueda. Muchos otros volvieron a Camelot con las manos vacías. Finalmente, el más puro, Sir Galahad, hijo de Lanzarote, un caballero que nunca había querido empuñar un arma, llegó a Camelot una noche descalzo y vestido sólo con una pobre túnica. Su rostro estaba bañado en luz, y portaba en sus manos el Grial. Se lo tendió a Arturo, y éste bebió. Así sanó el rey y, con más de cuarenta años de edad, decidió detener a Mordred, su maldito hijo. Se armó, convocó a sus caballeros y se lanzó a la guerra por última vez.

-José Alfonso Pérez Martínez, 20 de diciembre (corregido y ampliado el 22) de 2016- 

Mi intento


En respuesta a un reto propuesto por la poeta Katy Parra: hacer un poema sin usar la letra A.


MI INTENTO

Busco tu voz
en el viento,
me tiendo en el suelo,
escucho el mundo.
Entiendo, no temo,
siento, no te miento.
Resiste la luz,
desvisto de negror
mi interior.

-José Alfonso Pérez, 
22 de diciembre de 2016-

 

martes, 20 de diciembre de 2016

De las dos espadas de Arturo


DE LAS DOS ESPADAS DE ARTURO

La espada que Arturo extrajo de la piedra, ante el arzobispo de Canterbury y todos los caballeros y señores de Britania, fue su primera espada. Tenía Arturo quince años por entonces y, al conseguir liberar la espada de su encierro, demostró ser el legítimo heredero de Uther Pendragon. La espada la había mandado hacer, un siglo antes, un general romano que se negó a dejar Britania cuando las legiones abandonaron la isla. La mandó hacer larga y pesada, como las espadas de los bárbaros. Era una poderosa arma que se había convertido en herencia de su estirpe, los Pendragon. Arturo la llevó y blandió en varias batallas y enfrentamientos hasta el día en que la quebró. Sucedió así:

Arturo era rey pero, por encima de todo, se consideraba caballero. Por eso a veces abandonaba a solas, o acompañado sólo de un escudero, la corte, y salía en busca de aventuras. Una de esas veces, llegó a las orillas de un lago. Allí encontró a un caballero que le desafió. Arturo le preguntó quién era. "Soy Lanzarote, el del lago. Junto a estas aguas espero a caballeros y les desafío, pues está escrito que he de batirme con cuanto caballero encuentre, hasta que halle a aquel que pueda vencerme, y a éste he de rendirle homenaje y servirle el resto de mis días".

Arturo aceptó batirse con Lanzarote. Lucharon bravamente durante horas. Se hicieron profundas heridas que regaron de sangre las orillas del lago y sus aguas, mas ninguno conseguía vencer al otro. Al final, Arturo pidió ayuda a su señor, Jesucristo, descargando un poderoso golpe con sus últimas fuerzas, y la espada de los Pendragon se quebró en el pecho de Lanzarote, rompiendo a la vez la armadura de éste.

Quedaron Arturo y Lanzarote desmayados en tierra largo rato, y parecía que hubieran muerto. Arturo despertó el primero, y vió su espada rota y a su noble enemigo inmóvil, y le creyó muerto, y lloró. Entonces se apareció el poderoso druida, Merlín, y le dijo "¿por qué lloráis, mi rey?". "He matado al mejor caballero del mundo y he quebrado la espada que era herencia de mi estirpe, por eso lloro". "Él no está muerto, tan sólo duerme. Y en cuanto a la espada, está escrito que hoy debíais perderla, para obtener una más poderosa. ¿Véis esa isla en medio del lago? Id a la pequeña capilla que allí se levanta. Allí encontraréis a la dama del lago, durmiendo un sueño de siglos. Asid la espada que la dama empuña, pues es vuestra". Arturo se desprendió de la armadura y, casi desnudo, se lanzó al lago. Nadó hasta llegar a la isla, y allí, cerca de la orilla, vió la capilla.

Entró y, sobre una cama de piedra, vió a una dama acostada. Sus manos sostenían sobre su cuerpo una larga espada. A los lados se desparramaba su largo cabello rubio. Vestía una larga túnica blanca. Parecía dormir, su rostro era como el de una persona viva. Arturo dudó, pero finalmente asió la espada, librándola de las blancas manos de la dama. En ese instante ésta se deshizo en polvo, y fue como si nunca hubiese estado allí.

Arturo se santiguó y, saliendo de la capilla, observó la espada. Era tan grande como la de los Pendragon, pero mucho más ligera. En verdad, no parecía pesar nada. Al regresar con Merlín éste le dijo su nombre, Excalibur, y le explicó que era una espada muy antigua, forjada por la raza que habitó Britania antes de los hombres, la raza a la que perteneció la dama del lago, la raza que "ahora sólo puede encontrarse en la isla de Avalón, y en los sueños". Excalibur, explicó, no podía quebrarse, nada en el mundo podía romperla.

Así fue como Arturo encontró a Excalibur. Luego Lanzarote despertó y Arturo le hizo su vasallo, para desgracia de ambos. Aunque esto, como suele decirse, es otra historia.

-José Alfonso Pérez Martínez, 20 de diciembre de 2016-

lunes, 19 de diciembre de 2016

De cómo Arturo despidió a los embajadores de Bizancio


DE CÓMO ARTURO DESPIDIÓ A LOS EMBAJADORES DE BIZANCIO

Reinaba Arturo en Britania, y era la mejor época de su reinado, sofocado todo foco rebelde  y mantenidos a raya los invasores, cuando se presentaron en Camelot un grupo de embajadores venidos de Constantinopla. Exigían de Britania, la antigua provincia de Roma, el pago de tributos. Esto fue lo que Arturo les contestó:

"Hace más de un siglo que las águilas de Roma abandonaron esta isla. Hace más de cincuenta años que la ciudad de Roma cayó en manos de los bárbaros. Britania ha debido de aprender a defenderse sola y a salir adelante sin la ayuda de los romanos. Reconozco que Constantinopla es la heredera de Roma, como lo reconoció aquel Odoacro cuando envió los signos del poder de Roma a Constantinopla. Pero Constantinopla, aunque sea heredera de Roma, aunque sea en verdad Roma, no puede exigir sumisión o tributo voluntarios a las tierras que abandonó a su suerte. Si vuestro señor el emperador Justiniano desea tributo de Arturo de Britania, que venga en persona a recaudarlo. Pero que venga acompañado de sus legiones, pues Arturo de Britania no dará una moneda ni un solo saco de grano de buen grado. Decidle esto a vuestro señor, e id en paz."

Así habló Arturo, en la cúspide de su gloria, a los embajadores de Bizancio.

-José Alfonso Pérez Martínez, 19 de diciembre de 2016-
 

De los Pendragon. De Arturo Pendragon y sus hijos.


DE LOS PENDRAGON

Cuando Roma hubo abandonado Britania, sucedió un periodo de anarquía. Señores de la guerra se hicieron fuertes en diversos territorios y reclamaron para sí el antiguo título de rey. Pueblos bárbaros venidos del continente aprovecharon le desunión de los britanos para atacar, cada vez con más audacia, la isla. En esa situación de confusión y guerra una dinastía, de antiguos orígenes celtas y romanos, los Pendragon, decidió poner bajo su poder a todos los reyes de Britania, para así, bajo un solo poder, expulsar juntos a los extranjeros. 

En tiempos de Uther Pendragon, hermano y sucesor del gran Ambrosio Aureliano Pendragon, cayó Roma, la capital del imperio, en poder de los bárbaros. Para entonces los Pendragon eran ya dueños de casi toda la isla, y Uther rey de reyes en Britania. El pecado de esta dinastía, al cual sucumbieron casi todos sus varones, fue la lujuria. Por lo demás, fueron nobles, valientes, honorables, justos y esforzados en la guerra.

Uther declaró la guerra a uno de sus vasallos, el duque de Cornualles, pues deseaba a su esposa. Mientras sus huestes asediaban al duque en su castillo de Terrabil, Uther, bajo un hechizo lanzado por el poderoso druida Merlín, se presentó ante Igraine, esposa del duque, con la apariencia de éste, en Tintagel. Así fue engendrado Arturo Pendragon, el más esforzado y noble caballero y rey cristiano, cinco siglos después del nacimiento de Cristo. Igraine y el duque tenían tres hijas, hermanas de madre de Arturo: Morgause, casada con el rey Lot de las Órcadas; Elaine, casada con el rey Nentres de Garlot; y Morgana le Fay.


DE ARTURO PENDRAGON Y SUS HIJOS

Arturo fue el más sabio y noble y valiente rey nacido desde los tiempos de Salomón, el legendario rey de Israel. Pero, como éste, y como su propio padre Uther, Arturo fue dominado por la lujuria. Arturo fue engendrado ilícitamente, como vimos. Mas Dios perdonó el pecado de Uther y por eso Arturo su hijo fue digno de arrancar la espada de la piedra y reclamar así el trono de Britania. 

En tiempos de Arturo se rechazó a los bárbaros y se dominó a los reyes y señores britanos que aún permanecían rebeldes. Arturo hizo imperar el orden y la ley en Britania. Tuvo una esposa, Ginebra, mas no hubo descendencia con ella. La ruina de su reino la originó el pecado que anidaba en sus entrañas: Arturo tuvo al menos dos hijos ilegítimos, uno de Lyonors, que se llamó Bor y fue un esforzado caballero al servicio de su padre; y Mordred, que lo tuvo de su propia medio hermana, Morgause. Dios no pudo perdonar esta abominable unión e hizo de Mordred el instrumento de la ruina de Arturo. Finalmente padre e hijo se dieron muerte, en una batalla en la que murió la mejor y más noble juventud de Britania, en el año 542. Antes de morir cedió la corona Arturo a su primo Constantino, hijo de Cador, mas éste no pudo impedir que Britania fuera devastada y conquistada por los ingleses.

-José Alfonso Pérez Martínez, 19 de diciembre de 2016-
 

viernes, 16 de diciembre de 2016

Fragmentos de "Lecciones de los maestros", de George Steiner



Yo tengo en mi biblioteca otros ensayos de este hombre, tal vez uno de los últimos grandes sabios de Europa: "Nostalgia del absoluto", "La idea de Europa" y "El silencio de los libros". Sin embargo, sólo con éste, "Lecciones de los maestros", me he sentido ignorante, comparándome con él. Porque los tres citados en primer lugar fueron escritos para un público amplio, pero "Lecciones de los maestros" procede de unas conferencias pronunciadas por Steiner en la Universidad de Harvard. Entonces el nivel es exigente: de repente, en cualquier momento, Steiner te habla de algo que no conoces, y no se para a explicártelo, porque el público receptor en primer lugar del texto sabía (o debía de saber) de qué estaba hablando Steiner, y si tú no lo sabes, pues es tu problema. Aún así, el libro, como todos los de este autor, se disfruta en muchos momentos. Es la inteligencia, una gran inteligencia, puesta al servicio del desarrollo de un tema. En esta ocasión, de la historia, a través de los siglos y en diferentes culturas (no sólo en la occidental, aunque sí se habla sobre todo de ésta) de la relación entre los maestros y sus discípulos. Una historia, pues, del magisterio y el discipulazgo. Dejaré aquí algunos de los fragmentos que he subrayado, mientras leía:


Con respecto a la moral, solamente la vida real del Maestro tiene valor como prueba demostrativa. Sócrates y los santos enseñan existiendo.

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La auténtica enseñanza es una vocación. Es una llamada. La riqueza, las exacciones de significado que se relacionen con términos como "ministerio", "clerecía" o "sacerdocio" se ajustan tanto moral como históricamente a la enseñanza secular. El hebreo "rabbi" quiere decir, simplemente, "maestro". Pero nos hace pensar en una dignidad inmemorial.

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El propio credo de Goethe reza: "Toda teoría, amigo mío, es gris / y verde el árbol dorado de la vida".

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Todos los derechos pertenecen a la juventud, a su vuelo de Ícaro y a su creación de nuevos mundos.

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Lo que tengo por incontrovertible es la creencia de que un Maestro que deliberadamente enseña a sus discípulos la mentira o la inhumanidad entra en la categoría de lo imperdonable.

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Hasta en un nivel humilde -el del maestro de escuela- enseñar, enseñar bien, es ser cómplice de una posibilidad trascendente. Si lo despertamos, ese niño exasperante de la última fila tal vez escriba versos, tal vez conjeture el teorema que mantendrá ocupados a los siglos. Una sociedad como la del beneficio desenfrenado, que no honra a sus maestros, es una sociedad fallida.


miércoles, 14 de diciembre de 2016

De infaustos rescates


Juan Carlos I renunció a los inmensos poderes heredados de Franco para que los españoles tuviéramos democracia, para que pudiéramos elegir a nuestros gobernantes. Fue una ardua tarea, construir este régimen, en la que le ayudaron Suárez, Gutiérrez Mellado y algunos más, y todo, ¿para qué? ¿Para que esos gobernantes que elegimos gasten 50 mil millones de dinero público en rescatar a los bancos? (de ellos, 26 mil millones se dan por perdidos para siempre). Ahora, lo vuelven a hacer: El PP dijo que el pufo de las autopistas no nos costaría un duro a los españoles. Ahora, dicen de rescatarlas con 5 mil millones de dinero, por supuesto público. "Rescate" es una palabra en principio positiva (rescate de naufrágos, rescate de personas atrapadas en una casa incendiada) que muchos estamos empezando a odiar. Porque esos rescates para arreglar pufos luego traen recortes, deshaucios y hasta suicidios. La solución tampoco es, me parece, confíar en radicales que quieren poner patas arriba un sistema que, en muchas otras cosas, funciona. Dijo Borges que la democracia está sobrevalorada, que es un abuso de la estadística. Tal vez tuviera razón.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Listado de lecturas, para mi amigo Alfonso


Lo pongo por aquí, por si a alguien más le interesara empezar 2017 con buenas lecturas.


NARRATIVA

1. De Arthur Conan Doyle, "Estudio en escarlata". La primera aventura protagonizada por Sherlock Holmes.

2. De Miguel Delibes, "El hereje". En el Valladolid de la época de Carlos V se juzga a un comerciante, acusado de herejía. Un canto a favor de la libertad de conciencia.

3. De Ayn Rand, "La rebelión de Atlas". Una novela filosófica, exposición y defensa de la teoría del egoísmo racional. Uno de los cinco mejores libros que jamás leí. 

4. De Rosa Montero, "La ridícula historia de no volver a verte". A la luz de la historia de Marie Curie, la científica descubridora del radio, Rosa Montero explora su propia historia, su tragedia personal. Un libro maravilloso.

5. De Harper Lee, "Matar a un ruiseñor". En el racista sur de las Estados Unidos, en los años 50, un negro es acusado de violar a una blanca. Un abogado, Atticus Finch, se encarga de la defensa del acusado. Finch, viudo y con dos hijos, es el ejemplo de cómo debe ser un hombre. "Matar a un ruiseñor" es una auténtica biblia laica.


CÓMIC (historias autoconclusivas, tomos únicos, sin continuará)

1. De Kurt Busiek y Alex Ross, "Marvels". Los primeros años de la era Marvel, desde la óptica de un hombre normal. Gran dibujo de Ross para un excelente y original guión de Busiek.

2. De varios autores, "75 años de Wonder Woman (Especial All-Star Comics 1941-2016) ". Tomo que recopila algunas de las mejores historias de Wonder Woman, por su 75 aniversario.

3. De Michael Uslan y Peter Snejbjerg, "Batman: Detective nº 27". Esta historia transcurre en un universo alternativo en el que Bruce Wayne nunca se convirtió en Batman. Sin embargo, no por ello dejó de combatir el crimen. Un excelente ejemplo de historia de "otros mundos", con sabor a edad de oro del cómic.

4. De Mark Millar, Dave Johnson y Killian Plunkett, "Superman rojo". Otra excelente historia de "otros mundos" con atractivo planteamiento: ¿y si la nave que salvó al pequeño Kal-El de la destrucción de Krypton no hubiera caído en Kansas, sino en la Unión Soviética?.

5. De varios autores, "Universo Marvel: un mes de vida". Dennis Sykes sufre un extraño accidente que le da grandes poderes. Sin embargo, también le condena a muerte: le queda sólo un mes de vida. Una gran obra sobre la naturaleza del heroísmo, el significado de la vida y de la muerte, sobre la ética del trabajo, el sentido de la vida en comunidad y sobre la familia, sobre lo que la constituye y mantiene.


POESÍA

1. De varios autores, "40 sonetos de amor", de Ediciones de la Torre.

2. De David López Sandoval, "Cancionero moral de un poeta menor", de Raspabook.

3. De Jorge Manrique, "Coplas a la muerte de su padre". Hay varias ediciones, pero recomiendo la ilustrada de Ediciones Cálamo.

4. De Carmen Jodra Davó, "Las moras agraces". 

5. De Jorge Luis Borges, "Antología poética"


lunes, 5 de diciembre de 2016

"Cuentos de fin de año", de Ramón Gómez de la Serna


Es éste un hermoso libro, publicado hace casi 70 años. Muy como de Dickens o de Oscar Wilde, en las Nochebuenas mágicas de este libro cualquier cosa puede pasar: que un ángel nos invite a contemplar cualquier Nochebuena del pasado, del presente o del futuro, que el mismo Papá Noel se autoinvite a nuestra mesa, que una figura hecha de cristales coloreados salte de una vidriera para reconvenir al propietario de la casa. No sé si ultimamente se ha reeditado este libro (yo he comprado un ejemplar de la primera edición, de 1947) pero si no es así debería hacerse: nunca hay suficiente magia en las estanterías de las librerías. Por supuesto, son paparruchas, pero paparruchas deliciosas, y nadie debería ser tan absurdamente racional como para no disfrutar con ellas.


jueves, 1 de diciembre de 2016

"El magnicidio de Carrero Blanco", de José María Manrique y Matías Ros


Por efecto de la explosión, el coche en el que se trasladaba Carrero Blanco fue catapultado por encima de un edificio de cinco plantas. 
Fuente del gráfico: www.diarioya.es

Creemos que los Estados Unidos, a través sobre todo de la CIA, actuó sobre todo en la política interna de los países de América Latina, poniendo y quitando gobiernos, apoyando revoluciones y golpes de Estado, planeando o facilitando atentados contra políticos. Nos sorprenderíamos si supiéramos cuánto actuó también la CIA, con acciones semejantes, en Europa en general, y en nuestro propio país, en particular. Así lo creen los autores de este ensayo: que, aunque el atentado contra Luis Carrero Blanco, presidente del gobierno en 1973, fue ejecutado por un comando de la ETA, la CIA conocía los planes y no lo impidieron. Los servicios secretos españoles también lo conocerían, y tampoco lo impidieron. Cuando la policía denunciaba movimientos extraños en la calle Claudio Coello, los meses y semanas anteriores al atentado, los servicios secretos del régimen les decían: "lo sabemos, no actúen, está todo controlado". Franco había puesto a Carrero de presidente porque preveía su final y quería que, tras su muerte, Carrero controlara a Juan Carlos I y le hiciera ir por una senda continuista del régimen. Muchos elementos, en la política y los servicios secretos, españoles y estadounidenses, creían en cambio que lo que convenía era una democracia liberal, con elecciones y un sistema de partidos. Así que Carrero estorbaba, y cuando conocieron que ETA planeaba secuestrarle o asesinarle decidieron no impedirlo. Un dato revelador es que la embajada de Estados Unidos estaba en una calle muy cercana a la de Claudio Coello, y coches de miembros de la embajada solían aparcarse en dicha calle, en la calle Claudio Coello, por la que pasaba Carrero Blanco todas las mañanas tras ir a misa. La mañana prevista para asesinar a Carrero ningún coche de la embajada estaba aparcado ahi, es, ya digo, un dato muy revelador. Kissinger, el secretario de Estado estadounidense, visitó España esos días. El día anterior al del atentado se entrevistó con Carrero. Comprobando que éste era, en efecto, decidido partidario de la continuidad del régimen, Kissinger decidiría, definitivamente, no impedir el atentado etarra. Los etarras, seguramente, nunca supieron, mientras prepararon el atentado, que los servicios secretos españoles y yanquis conocían lo que estaban haciendo, no hubieran creído que se lo estuvieran permitiendo. Todo se hizo, también, a espaldas de Franco. Cuando éste conoció de la muerte de Carrero dijo "han sido los masones". No hubiera podido creer la verdad, creía estar rodeado, seguramente, de adeptos incondicionales a su régimen, no hubiera podido creer cuántos había, en el gobierno, los servicios secretos y hasta en el ejército, dispuestos a darle carpetazo al régimen justo tras su muerte, y a facilitar, como fuera, ese carpetazo antes. Un libro interesantísimo.

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