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miércoles, 19 de marzo de 2014

Un poema de José Manuel Caballero Bonald


De su libro Descrédito del héroe (1977)



VLAD TZEPESH ESCOLTA AL VIAJERO

(El empalador)

En Transilvania el frío
tiene dientes vidriosos, ojos
más bien que muerden
a través de la nieve al transeúnte.

Tensas las ramas en el neutro
tragaluz de la bruma, sólo un soplo
voluble las activa
con inclemencia de asta mientras
el rastro del trineo
finge en la sombra un borde
legendario de herida.

                              ¿Alguien
oyó entre las estáticas
controversias del sueño el monocorde
jadear de la víctima y el silbo
desgarrador de la madera?

Mudas preguntas circunvalan
el incierto camino que conduce
a Moldoveanu y una torva
secreción de torturas
fluye desde lo absorto y atraviesa
el confín de la noche
como el mástil del tiempo la memoria.


©  José Manuel Caballero Bonald


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