Perteneciente a su libro
Divisibilidad indefinida (editorial Renacimiento, 1990).
MUSEO NAVAL DE VENECIA
Tanta morosidad, si no dilata
la erosión caediza de los oros,
si los haces pintados y sonoros
derriba ennegrecidos con su plata,
¿para qué fue? Su lujo no rescata
el cálido concierto de los coros,
y entre tantos aromas y tesoros
voló hecha humo la última sonata.
Pero cuando descubra el viajero
tan espléndido y raro pudridero
de restos de tramoya y bambalina
dirá que no fue inútil el intento:
si se perdió la voz y el argumento
algo fue, pues dejó tanta rüina.
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