Y, ¿puede hacerlo, cuando ve que se sustituye a fiscales que han sido duros contra los corruptos, cuando ve cómo a Urdangarín se le pone una pena de cárcel similar a la de un tipo que robó unos 80 euros, cuando ve como a Blesa o a Rato se le ponen penas ridículas, de seis y cuatro años, respectivamente, por lo de las tarjetas black? A Urdangarín ahora se le ha dejado libre, sin ni siquiera fianza, a la espera de los recursos de su defensa ante el Supremo. La gente se teme que el Supremo le deje libre. Si ocurriera, sería un desastre. La gente necesita confiar en el sistema judicial, porque el sistema judicial es una de las tres patas fundamentales en que se apoya el Estado. No confiar en el sistema judicial, creer que la justicia tiene un doble rasero, favorece el crecimiento de los partidos populistas y antisistema. El sistema, por su propia supervivencia, debería garantizar una justicia independiente, que tratara igual a todos, sin importar su orígen social, que castigara con suma dureza a los corruptos.
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