Comentario aparecido originalmente en mi blog "Que no amanece nadie" el 7 de mayo de 2009
Los Ángeles, años 30. Una ciudad polvorienta, rodeada de desiertos. En ella dos almas turbulentas chocan, se atraen, se aborrecen, se desean: Arturo Bandini, escritor de orígenes italianos procedente de Colorado, que malvive en una pensión de mala muerte e intenta alcanzar la fama literaria que cree merecer, y Camila López, hermosa camarera de origen mexicano.
Los personajes de esta novela son únicos, fascinantes, y el libro se lee en un santiamén. Fabuloso John Fante, cómo sabía transmitir las pasiones, los deseos y los odios de Bandini, de Camila, de Vera, de Sammy. Personajes solos buscando un alma afín, personajes desquiciados, medio locos, seres que aman a quien no deben, que son aborrecidos por quienes aman, que arrastran heridas, que se buscan y se rehúyen, que viven y mueren en una ciudad polvorienta, arrasada por el sol, tumbada a la vera del mar y cercada por desiertos sofocantes.
Sublime.
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