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Blog personal de José Alfonso Pérez Martínez

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lunes, 26 de mayo de 2025

Alatriste y D'Artagnan


Mi paisano Arturo Pérez-Reverte comunicó que en septiembre saldrá una nueva novela del Capitán Alatriste, titulada "Misión en París", en la que el soldado de los Tercios se encontrará con los tres mosqueteros (y con D'Artagnan).

Motivado por esta noticia le pedí a Grok3, la IA de Twitter, lo siguiente:


¿Puedes hacer una ilustración que reúna al Capitán Alatriste (personaje de Arturo Pérez-Reverte) y a D'Artagnan, el célebre mosquetero creado por Dumas? Alatriste debe aparentar unos 50 años. D'Artagnan, unos 25 años. Alatriste debe vestir con pobreza pero dignidad. D'Artagnan, como un mosquetero del Rey de Francia, con ropajes caros.


Y me hizo esto:




miércoles, 31 de marzo de 2021

"Sidi", de Arturo Pérez-Reverte



He terminado de leerlo. Es un libro que te atrapa, cuando quieres darte cuenta te has leído la mitad. La acción transcurre entre el 1081, año en el que el rey Alfonso VI de Castilla desterró al Cid, y el 1082, en el que el Cid combatió en la batalla de Almenar al servicio del rey moro de Zaragoza, contra el rey moro de Lérida y el Conde de Barcelona. Dice muchas cosas sobre el peso de la conciencia, la honra propia o ajena o el origen de lo que somos, los puntos de contacto entre ese ayer de hace casi mil años y nuestro presente (ese orgulloso Conde de Barcelona, sintiéndose superior, por ser franco, a los castellanos o moros, cómo nos recuerda al orgullo de "raza superior" de muchos catalanes hoy, o la intransigencia de los "morabíes" -almorávides-, tan semejante a la de tantos grupos del Islam actual). Entre escaramuzas en la frontera y luchas contra moros o codo a codo con ellos se dibuja el perfil del Cid, un hombre extraordinario, un excepcional líder de hombres.


domingo, 30 de junio de 2019

Mejores lecturas (mayo y junio)


ENSAYO

Una Historia de España, de Arturo Pérez-Reverte
Jefes, cabecillas, abusones, de Marvin Harris





NARRATIVA

La llamada de Cthulhu, de Howard Phillips Lovecraft
La veneziana, de Vladimir Nabokov





CÓMIC

Hit Girl en Colombia, de Mark Millar y Ricardo López Ortiz
Vlad Dracula, de Roy Thomas y Esteban Maroto




ARTÍCULOS

Pienso en ti, de Luis Alberto de Cuenca


NARRACIÓN HISTÓRICA

La batalla de las Termópilas, de Heródoto
Alejandro Magno contra Darío, de Quinto Curcio Rufo


viernes, 15 de marzo de 2019

De España y los españoles






He comprado la Historia de España que ha escrito mi paisano Arturo Pérez-Reverte. A falta de hincarle el diente (aunque algunos de sus capítulos ya los leí, pues han estado publicándose en una revista en los últimos años) no me resisto a compartir algunas de las frases sobre España y los españoles con las que Arturo abre su libro.


Son crueles con los criminales y enemigos, aunque con los forasteros son compasivos y honrados (Diodoro de Sicilia)

Esta Hispania produce los durísimos soldados; ésta, los expertos capitanes; ésta, los fecundísimos oradores; ésta, los clarísimos vates; ésta es madre de jueces y príncipes; ésta dio para el Imperio a Trajano, Adriano y Teodosio (Pacato)

El español, una vez decidida la estocada que se propone dar, la ejecuta ciegamente aunque así lo hagan pedazos (Pierre de Brantôme)

Nunca nos habíamos enfrentado a un soldado de infantería como el español. No se derrumba, es una roca, no desespera y resiste pacientemente hasta que puede derrotarte (Un oficial sueco tras la batalla de Nördlingen)

Los españoles todos se comportaron como un solo hombre de honor. Enfoqué mal ese asunto (Napoleón Bonaparte)

Los españoles no han cedido nunca una pulgada de terreno. No tengo idea de seres más impávidos. Desafían a la muerte. Extraordinariamente valientes, duros para las privaciones, pero ferozmente indisciplinados (Adolf Hitler)

El español que no ha estado en América no sabe qué es España (Federico García Lorca)







lunes, 22 de mayo de 2017

Un encuentro de tres grandes


En el último XL Semanal (nº 1543) se incluye la transcripción de un encuentro entre tres grandes escritores españoles, y académicos de la lengua: Arturo Pérez-Reverte, Javier Marías y Mario Vargas Llosa (peruano de nacimiento, pero español desde 1993). Es muy interesante, y animo a su lectura íntegra, aunque aquí deje los fragmentos que más me han llamado la atención. 

AP-R: Arturo Pérez Reverte
JM: Javier Marías
MVLL: Mario Vargas Llosa


Cuando estoy que necesito, no inspiración: vitaminas, energía, ganas de trabajar, por la tarde leo una o dos horas de Conrad y me dan ganas de seguir siendo escritor. (AP-R)

Hay autores que te dejan puertas entornadas que tú tienes que abrir. Por eso releer es tan importante. Tu corazón y tu cabeza han cambiado y el libro es nuevo. (AP-R)

Multiplicas la vida por todos los libros que lees. Por eso la infancia de un niño lector es tan rica, porque vive mil vidas, hace mil viajes y llega a la adolescencia con mil mundos visitados y con mil amigos con los cuales ha vivido, ha luchado y ha viajado. (AP-R)

¿Y qué pasa con los niños de hoy que no leen? Es una experiencia privilegiada y si no la tienes, de alguna manera por lo menos, tu sensibilidad y tu fantasía son menos ricas. (MVLL)

Yo veo que se ha perdido estructura, tempo, pausa, expectativa... Las novelas podían ser más trepidantes o más pausadas, pero siempre había eso. Y en el cine también. Eso sí que me parece una pérdida. (JM)

Los detalles en las novelas son sumamente importantes. A veces es una sola línea la que provoca la emoción. Yo del que más he aprendido para la narración es de Hitchcock. (JM)

En literatura, todo aquello que funciona es válido y lo que no funciona no es válido. (AP-R)

Un personaje se define por su manera de hablar. (MVLL)

Es muy peligroso que la literatura se corte de la vida, de la calle... (MVLL)

Todo el sustrato sobre el cual se han cimentado los grandes avances de libertades, de los derechos del hombre, la idea de Europa como faro del mundo se está yendo al carajo. (AP-R)

Voltaire, Montesquieu, Montaigne, Cervantes... están condenados a muerte. (AP-R)

Desconfío de la condición humana. (AP-R)

Es importante mantener vivos los ideales, actuar como si la muerte fuera un accidente. (MVLL)

La gente, en términos generales, cada vez sabe menos de Historia, cómo fue el mundo antes de que nacieran. (JM)

Todo el sístema está creado para machacar cualquier destello de brillantez, de inteligencia o de independencia [...] Nos están dejando sin élites. ¡Es el triunfo de los torpes!. (AP-R)

Junto con racista, machista y sexista, elitista es hoy el peor insulto. (JM)







 

jueves, 7 de julio de 2016

Mi biblioteca, II


Escribió Thomas Carlyle: "la verdadera universidad es hoy una buena colección de libros". Creo que he conseguido reunir una excelente colección. Siguiendo el repaso pasamos al comedor de mi casa, donde hemos hecho unas estanterías de obra. 


En éstas tengo, por ejemplo, varias obras de Ricardo Menéndez Salmón; "La ridícula idea de no volver a verte", de Rosa Montero; la Historia de Venecia de John Julius Norwich; la Historia de Londres de Peter Ackroyd; "Olvidado rey Gudú", de Ana María Matute; el "Erotica Universalis" de Taschen; catálogos de exposiciones y museos; varias obras de Arturo Pérez- Reverte; la Ilíada y la Odisea; el Quijote y las Mil y una noches.


En éstas tengo, entre otras obras, los evangelios apócrifos; "Bearn", de Lorenzo Villalonga; la autobiografía de Tony Leblanc; "La decadencia de Occidente", de Spengler; la Historia del Arte en la Antigüedad de Winckelmann; "El hereje" de Delibes; "Los mitos griegos" de Robert Graves; la Historia de la Filosofía de Bertrand Russell; una estantería entera dedicada a JRR Tolkien; "La historia interminable" de Michael Ende; "La muerte de Arturo" de Thomas Malory (ilustrada por Aubrey Beardsley); un álbum de cromos de 1932; y un portafolio con facsímiles de documentos del archivo municipal de Cartagena.

sábado, 31 de octubre de 2015

La vergüenza nacional


"El espectáculo de una chusma analfabeta aplaudiendo el martirio de un animal nos avergüenza ante las naciones cultas"

-Don Pedro Zárate, personaje de Arturo Pérez-Reverte, en "Hombres buenos"-


Uno de los grabados de la serie "Tauromaquia", de Francisco de Goya




viernes, 25 de septiembre de 2015

Para ser sabio


Estoy leyendo (aunque no tan rápido como quisiera) la novela Hombres buenos, de Arturo Pérez-Reverte. Mi paisano, en una escena, hace decir a Pedro Zárate, uno de sus personajes, lo siguiente:


Y, volviendo al asunto de antes, nadie puede ser sabio sin haber leído por lo menos una hora al día, sin tener biblioteca por modesta que sea, sin maestros a los que respetar, sin ser lo bastante humilde para formular preguntas y atender con provecho las respuestas...



martes, 2 de septiembre de 2014

Sobre el islamismo yihadista


Hemos alcanzado, en Occidente, unas cotas de progreso social, unas libertades, reconocemos derechos a las minorías étnicas, a las mujeres, reconocemos que un ciudadano puede vivir y expresarse libremente aunque no comparta nuestra ideología, nuestra cosmovisión. Contra este estado de cosas se alza el islamismo yihadista, que no sólo plantea una sociedad opuesta a la occidental, sino que plantea que esa sociedad, la construida en torno al islam más rigorista, es la única posible. El islamismo yihadista no sólo proclama su derecho a existir, sino que aspira, claramente, a la destrucción de Occidente como forma de vida, de nuestra civilización. Debemos, nos dicen, vivir como ellos, o morir. Ante esta dicotomía queda una tercera alternativa: la guerra, el conflicto. Yo siempre dije que la guerra, a veces, es necesaria. Fue necesario destruir a Hitler y es necesario destruir este tipo de islamismo intolerante, si queremos seguir viviendo a nuestra manera. La guerra debe ser total, hay que combatirles con armas y con palabras, y también económicamente, destruyendo sus fuentes de financiación. Deberían ser denunciados aquellos occidentales que se alíen o colaboren con el enemigo. Debemos aliarnos con el Islam moderado, tolerante, que existe, y fortalecerle. La guerra, repito, se debe librar en todos los frentes posibles. En los centros de educación, en las redes sociales de internet, en todas partes. 

Recomiendo la lectura del siguiente artículo del maestro Arturo Pérez-Reverte, que dijo lo mismo que yo pero, por supuesto, mucho mejor: ES LA GUERRA SANTA, IDIOTAS

martes, 4 de enero de 2011

El vasco que humilló a los ingleses


Gran artículo de Arturo Pérez-Reverte reivindicando a Blas de Lezo, insigne marino.

El vasco que humilló a los ingleses

XLSemanal - 23/8/2010

Hace doce años, cuando escribía La carta esférica, tuve en las manos una medalla conmemorativa, acuñada en el siglo XVIII, donde Inglaterra se atribuía una victoria que nunca ocurrió. Como lector de libros de Historia estaba acostumbrado a que los ingleses oculten sus derrotas ante los españoles -como la del vicealmirante Mathews en aguas de Tolón o la de Nelson cuando perdió el brazo en Tenerife-, pero no a que, además, se inventen victorias. Aquella pieza llevaba la inscripción, en inglés: El orgullo de España humillado por el almirante Vernon; y en el reverso: Auténtico héroe británico, tomó Cartagena -Cartagena de Indias, en la actual Colombia- en abril de 1741. En la medalla había grabadas dos figuras. Una, erguida y victoriosa, era la del almirante Vernon. La otra, arrodillada e implorante, se identificaba como Don Blass y aludía al almirante español Blas de Lezo: un marino vasco de Pasajes encargado de la defensa de la ciudad. La escena contenía dos inexactitudes. Una era que Vernon no sólo no tomó Cartagena, sino que se retiró de allí tras recibir las suyas y las del pulpo. La otra consistía en que Blas de Lezo nunca habría podido postrarse, tender la mano implorante ni mirar desde abajo de esa manera, pues su pata de palo tenía poco juego de rodilla: había perdido una pierna a los 17 años en el combate naval de Vélez Málaga, un ojo tres años después en Tolón, y el brazo derecho en otro de los muchos combates navales que libró a lo largo de su vida. Aunque la mayor inexactitud de la medalla fue representarlo humillado, pues Don Blass no lo hizo nunca ante nadie. Sus compañeros de la Real Armada lo llamaban Medio hombre, por lo que quedaba de él; pero los cojones siempre los tuvo intactos y en su sitio. Como los del caballo de Espartero.

La vida de ese pasaitarra -mucho me sorprendería que figure en los libros escolares vascos, aunque todo puede ser- parece una novela de aventuras: combates navales, naufragios, abordajes, desembarcos. Luchó contra los holandeses, contra los ingleses, contra los piratas del Caribe y contra los berberiscos. En cierta ocasión, cercado por los angloholandeses, tuvo que incendiar varios de sus propios barcos para abrirse paso a través del fuego, a cañonazos. En sólo dos años, siendo capitán de fragata, hizo once presas de barcos de guerra enemigos, todos mayores de veinte cañones, entre ellos el navío inglés Stanhope. En los mares americanos capturó otros seis barcos de guerra, mercantes aparte. También rescató de Génova un botín secuestrado de dos millones de pesos, y participó en la toma de Orán y en el posterior socorro de la ciudad. Después de ésas y otras muchas empresas, nombrado comandante general del apostadero naval de Cartagena de Indias, a los 54 años, y tras rechazar dos anteriores tentativas inglesas contra la ciudad, hizo frente a la fuerza de desembarco del almirante Vernon: 36 navíos de línea, 12 fragatas y varios brulotes y bombardas, 100 barcos de transporte y 39.000 hombres. Que se dice pronto.

He visto dos retratos de Edward Vernon, y en ambos -uno, pintado por Gainsborough- tiene aspecto de inglés relamido, arrogante y chulito. Con esa vitola y esa cara, uno se explica que vendiera la piel antes de cazar el oso, haciendo acuñar por anticipado las medallas conmemorativas de la hazaña que estaba dispuesto a realizar. Pese a que a esas alturas de las guerras con España todos los marinos súbditos de Su Graciosa sabían cómo las gastaba Don Blass, el cantamañanas del almirante inglés dio la victoria por segura. Sabía que tras los muros de Cartagena, descuidados y medio en ruinas, sólo había un millar de soldados españoles, 300 milicianos, dos compañías de negros libres y 600 auxiliares indios armados con arcos y flechas. Así que bombardeó, desembarcó y se puso a la faena. Pero Medio hombre, fiel a lo que era, se defendió palmo a palmo, fuerte a fuerte, trinchera a trinchera, y los navíos bajo su mando se batieron como fieras protegiendo la entrada del puerto. Vendiendo carísimo el pellejo, bajo las bombas, volando los fuertes que debían abandonar y hundiendo barcos para obstruir cada paso, los españoles fueron replegándose hasta el recinto de la ciudad, donde resistieron todos los asaltos, con Blas de Lezo personándose a cada instante en un lugar y en otro, firme como una roca. Y al fin, tras arrojar 6.000 bombas y 18.000 balas de cañón sobre Cartagena y perder seis navíos y nueve mil hombres, incapaces de quebrar la resistencia, los ingleses se retiraron con el rabo entre las piernas, y el amigo Vernon se metió las medallas acuñadas en el ojete.

Blas de Lezo murió pocos meses después, a resultas de los muchos sufrimientos y las heridas del asedio, y el rey lo hizo marqués a título póstumo. Creo haberles dicho que era vasco. De Pasajes, hoy Pasaia. A tiro de piedra de San Sebastián. O sea, Donosti. Pues eso.


© Arturo Pérez-Reverte

Retrato de Don Blas de Lezo

sábado, 18 de diciembre de 2010

Arturo Pérez-Reverte, "El asedio"


-Reseña publicada originalmente en Que no amanece nadie el 22 de abril de 2010-


En la Cádiz asediada por los franceses de 1811 un misterioso asesino está matando de forma brutal a chicas jóvenes: criadas, prostitutas... el no menos brutal comisario Rogelio Tizón se empeñará en la captura del asesino.

Al mismo tiempo, Lolita Palma, la heredera de una rica casa comercial gaditana, trata de salvar su negocio, afectado por la revuelta de las colonias y por la guerra contra los franceses, y para ello contratará como corsario a Pepe Lobo, un personaje típico de Pérez-Reverte, un héroe cansado, harto de pesares y de lucha, con sus propios códigos de conducta, divergentes muchas veces de los imperantes.

Mientras, otros personajes peculiares, no menos fascinantes, entrelazarán sus historias y anhelos con los de los ya citados: el salinero Mojarra, adscrito como auxiliar en las tropas angloespañolas que defienden Cádiz; su hija Mari Paz, sirvienta en la casa de Lolita Palma; el artillero francés Desfosseux, obsesionado con problemas de trayectoria y alcance de sus obuses; el taxidermista Fumagal, que colabora con el enemigo; el profesor Barrull, culto compañero de ajedrez del comisario Tizón... en resumen, todo un tapiz de personajes singulares, cada uno con su importancia en el conjunto de la obra -ninguno sobra-, que conforman un nudo de argumentos que se entrelazan con maestría, en la que tal vez sea la más conseguida obra de Arturo Pérez-Reverte, un concierto coral donde ningún personaje desafina y que arrastra al lector, página a página, hasta el desolado final.


EL ASEDIO
Arturo Pérez-Reverte

Editorial Alfaguara
1ª edición: marzo 2010
727 páginas,
contando la de agradecimientos
y dos mapas: de la bahía
y de la ciudad de Cádiz.



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