José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange (el único partido político legal durante el franquismo) es, para bien o para mal (cada quien tiene en esto su opinión) un importante personaje de la Historia de España. Hijo de Miguel Primo de Rivera, quien fue dictador durante el último periodo de la monarquía de Alfonso XIII, fundó un partido que es lo más parecido en España al nacional-socialismo alemán. José Antonio Primo de Rivera reivindicaba el derecho a la propiedad privada, pero criticaba el capitalismo tal y como había evolucionado en su época. Sin embargo tampoco le gustaban el socialismo y el comunismo, que calificaba de doctrinas bárbaras, hostiles a la civilización. También era crítico de la democracia, que en su época había llevado al poder a políticos incapaces de imponer la ley y el orden. Añoraba la España imperial. Su sistema ideal era semejante al absolutismo ilustrado: un líder fuerte pero benévolo, gobernando por el bien del pueblo, pero sin el pueblo. La muerte de Primo de Rivera durante la guerra civil sirvió a Francisco Franco para dominar la Falange y convertirla en un instrumento útil para sus fines de dominio. El haber sacado los restos de Primo de Rivera de la basílica del Valle de los Caídos, como fueron sacados en su día los de Franco, ha servido paradójicamente para algo seguramente no deseado por el gobierno: para que muchos se pregunten quién fue y qué pensaba. Lo cual en mi opinión es positivo, pues todo conocimiento sobre el pasado, sobre los hombres de nuestro pasado, no puede sino ser positivo.
Imagen: retrato idealizado de José Antonio Primo de Rivera (1903-1936).