En un grupo de Facebook comenté un cómic que he leído y critiqué el uso de "todes" en el prólogo. Uno me respondió defendiendo la legitimidad de dicha palabra y le respondí así:
Yo sí veo el problema. Verás, si los que defienden el uso de "todes" quieren usarlo tendrían que ir a la RAE y proponerlo. Si no, si cada uno va a poder escribir como quiera, ¿para qué tener reglas de gramática y de ortografía? Supón que yo digo ahora que no voy a usar más la h porque total es muda. Y que voy a hacer como Juan Ramón Jiménez y escribir todas las ges fuertes como jota. Y así...
Tú me podrías decir: "si JRJ propuso escribir con J el sonido de la G fuerte, y de hecho lo escribió así en sus libros, también puede ser legítimo escribir todes". Hay dos diferencias:
1) JRJ era una autoridad de la lengua y la literatura. De hecho fue Premio Nobel.
2) JRJ proponía ese cambio por motivos lingüísticos, no ideológicos.
El problema clave es que conceptos como "autoridad" o "reglas" a muchos les suenan a fascismo.