Ubi sunt... mis amigos?
Veníamos del frente, eramos jóvenes y tras un corto permiso deberíamos volver a las trincheras.
Pero aquella noche, en aquel cabaret de Múnich, dejamos de ser soldados perseguidos por la muerte y recordamos lo que eramos: chicos de veinte años, tan sólo. Y mientras le tocábamos el culo a la vida no existían ni Iván ni el nagán, ni los campos minados ni la nieve del Volga, ni el obús ni los órganos de Stalin. Tan sólo la cerveza, la chica sobre las rodillas, la risa y la luz de ese antro, diluida en humo de cigarros. Era mil novecientos cuarenta y uno y aún estábamos todos vivos.
Como Augusto a Varo demandaba sus legiones, yo ahora le digo a mi patria, por quien sangramos: "¿dónde están mis amigos?".
© José Alfonso Pérez Martínez
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