Poema de Antonio Colinas, de su libro "Sepulcro en Tarquinia" (1975)
PIEDRAS DE BÉRGAMO
Te contempla la piedra y no te reconoce
a ti que, piedra a piedra, te elevas a los astros.
Tienes un ángel verde que te suena la música,
tienes mínimos huertos para el pajaro ántiguo,
tienes bronces y muros para cerrar la aurora
y eres mística y tierna como tus hornacinas.
Te abrazan las raíces y las parras sin hojas
ahora que el otoño te hace más ilustre.
No me han dicho los libros del encanto que encierras
y el códice miniado del XV te presenta
heladora y siniestra como un rosal de hierro.
Un condottiero clava en tu carne su espuela
y brincas en la noche como corcel sin brida,
pero Tasso te llena de firmeza, te ponen
un cerco de dulzura los solemnes cipreses.
Sacrificas tu brío en el ara del sueño.
Si sepulcro, contienes una doncella viva;
si corazón de piedra, suenas como un oboe.
Todo en ti es Oratorio que preludia la noche
funeral de las ramas y el musgo en San Vigilio.
¿Quien borró en tu fachada los frescos, las leyendas?
Déjame que me abrumen tus conventos inmensos,
quiero ver degollados los leones de mármol,
quiero volver los ojos y encontrarte imponente,
toda tú catedral alzada sobre el valle.
Sabes hacer buen uso del sol y de la nieve,
eres un clavo de oro, un arcón taraceado,
te abres toda a la brisa que baja de los Alpes.
A veces, tengo miedo si el vino no me apaga
la sed tan violenta que dejas en la boca,
pues como cien otoños secas el paladar,
eres un halo rancio, un racimo de sombras.
Si ahora abriera los ojos es posible que viese
la exagonal ventana y el muro de vinagre,
pirámides o establos, sepulcros o tapices.
¿Cómo nació el milagro, cappella Colleoni?
¿Hostia, joya, reliquia? Y aquí, en Borgo Canale,
todo es manso y sublime: el humo de las tapias,
la alcantarilla abierta, el asilo, los cestos...
Espiaba la plaza más hermosa del mundo
detrás de las cortinas del palacio barroco,
olvidaba los libros y era mi biblioteca
la arquitectura: el alma frente a la geometría.
En el atrio miraban estatuas al abismo,
señalaban sus dedos constelaciones mínimas.
La puerta de San Giacomo, de mármol blanco y rosa,
se abría a los castaños y a los altos jardines.
Pitagórica etruria: quiero saber de ti
todo sobre la línea y cómo las pasiones
no han criado gusanos en tus labios de piedra.
© Antonio Colinas Lobato
Foto: vista de Bérgamo
Preciosa forma de describir Bergamo desde lo que sientes al estar pisando sus suelos de cantos rodados que te transportan a otra epoca ..
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