Chavela Vargas y Frida Kahlo, cuando estaban vivas, y eran jóvenes, y se querían. Chavela dijo de Frida que con ella "agarré el cielo con las manos, con cada palabra, cada mañana". Todo se lo llevó la muerte, pero los momentos vividos bajo la clara luz del sol de la juventud existieron, y brillaron, y la muerte nunca podrá hacer que no fueron, nunca podrá borrarlos. Quienes los vivieron guardan su calor en el alma hasta que la muerte llega, y hasta ese momento viven acompañados de ese calor. Bajo el dolor, bajo la rutina, bajo las decepciones y las luchas de la vida, el sol de la juventud que una vez brilló extiende su luz y su calor, a través de los días y los años. Es el tibio olor a rosas entre las sombras, de la canción...
No hay comentarios:
Publicar un comentario