Cuando uno va a ver una película de fantasía se requiere realizar un ejercicio llamado "suspensión de la incredulidad". Debemos olvidar o poner en suspenso lo que sabemos del mundo en el que vivimos, de sus reglas de funcionamiento, su física, las características de los seres vivos, etcétera. Debemos olvidar al menos durante dos horas todo eso para aceptar las nuevas condiciones del mundo ficticio que nos propone la película, así podemos disfrutarla plenamente. Por supuesto, no todas las películas de fantasía o ficción requieren que la suspensión de la incredulidad sea realizada con mucha intensidad. En algunas películas de ficción el mundo que propone la película no se diferencia casi nada del nuestro. En otras ocasiones, sin embargo, debemos olvidar por completo las reglas y condiciones de nuestra realidad porque la que nos proponen en pantalla es radicalmente diferente. En Aquaman tenemos este caso: tenemos un mundo en el que existe el homo mermanus, una especie humana que tiene pulmones a la vez que branquias, por lo que puede respirar tanto fuera como dentro del agua. También pueden hablar dentro del líquido elemento, y tienen gran fuerza, por nacer y vivir en un entorno de enorme presión. Algunos, además, tienen poderes especiales: Aquaman puede hablar con los animales marinos, mientras que Mera puede controlar mentalmente el agua. En el mar viven animales marinos que el mundo cree extinguidos y hasta monstruos lovecraftianos o surgidos de la mitología, como el kraken. Atlantis, la capital del homo mermanus, es una ciudad luminosa, donde los atlantes viajan en naves de alta tecnología y viven en increíbles edificios.
El protagonista, un personaje de los cómics de DC, es un mestizo: su madre es una reina de Atlantis y su padre un farero, un hombre normal. Su nombre es Arthur, y lo interpreta Jason Momoa. Un día viene a buscarle Mera (interpretada por Amber Heard) una princesa prometida al rey de Atlantis (medio hermano del protagonista) para pedirle que le arrebate el trono a éste, porque se está volviendo loco. Empieza entonces una loquísima aventura con persecuciones, busquedas a lo Indiana Jones, adentramientos en espantosos abismos, y una escena emocionante que parece inspirada por ese momento tremendo en que Arturo extrae la espada de la piedra y se convierte en Rey.
No diré nada más porque seguramente ya he dicho demasiado. Vayan a ver esta locura dirigida por James Wan, un director que ha labrado su fama en el género de terror y que en esta incursión superheróica ha logrado el aplauso unánime, hasta el punto que ya hay quienes piden que Warner ponga en sus manos, después de que Zack Snyder parece estar de retirada, las decisiones sobre por dónde ha de ir el universo DC cinematográfico. Para mí esta película es tan buena como la de Wonder Woman, pero en cuanto a épica es hasta superior. De lo mejor de Warner/DC.
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