Hola, me llamo Melquiades Álvarez. Fui presidente de las Cortes españolas durante los años 20, reinando aún Alfonso XIII. Fui también diputado en dichas Cortes y también durante la 2ª República. Fui mentor de Manuel Azaña, el presidente de la República, pero eso no me salvó de la prisión. Tampoco el haber sido creador de ateneos y bibliotecas populares en Asturias, mi tierra. Nada de eso lo tuvieron en cuenta los milicianos de izquierda que irrumpieron en la prisión donde me hallaba y que me asesinaron el 22 de agosto de 1936. De centro-derecha, denuncié los extremismos de izquierda como los de derecha. Creí en la indisoluble unidad de la nación española. La memoria histórica del PSOE me ignora totalmente.
Hola, me llamo Joan Rovira i Roure. Fui abogado del Estado, parlamentario regional de Cataluña y diputado en Madrid. Acabé mi carrera política como alcalde de Lérida. El 27 de agosto de 1936 fui ejecutado según lo ordenado por un tribunal popular. ¿Mi crimen? Haber autorizado como alcalde, las navidades pasadas, la cabalgata de los Reyes Magos en mi ciudad. Cuando fui asesinado tenía 36 años. La memoria histórica no se acuerda de mí.
Hola, me llamo Víctor Pradera. Fui un abogado, historiador y político navarro. Fui carlista. Diputado en Cortes durante el reinado de Alfonso XIII, defendí allí la neutralidad de España en la I Guerra Mundial. Me enfrenté al separatismo vasco, fundado por mi contemporáneo Sabino Arana, un terrible xenófobo y racista. Aunque defendí los fueros de mi tierra también creí siempre en la unidad indisoluble de mi patria, así como en la nocividad de las doctrinas de izquierda. Fui fusilado por los "rojos" en la tapia del cementerio de Polloe el 6 de septiembre de 1936. La memoria histórica del PSOE no cree que yo merezca respeto ni recuerdo.
Hola, me llamo Fernando de la Quadra Salcedo. Fui un noble español (Marqués de los Castillejos). Abogado e historiador, dediqué mi vida a la cultura. Pertenecí a la Real Academia de la Historia y a la Escuela Romana del Pirineo. Fundé la revista Idearium, en la que colaboró Don Miguel de Unamuno. Me interesaron el Derecho, la Economía y la Historia y curiosidades de Vizcaya y Bilbao. Entre libros siempre, nunca hice daño a nadie. El 25 de septiembre de 1936 fui asesinado cuando estaba a bordo de un barco en la ría de mi querida Bilbao. Mi crimen: ser noble, monárquico y de derechas, y por ser gran defensor de mi tierra vasca, pero jamás separatista. La memoria histórica ideada por los herederos ideológicos de mis asesinos no me reconoce como víctima, me olvida totalmente.
Hola, me llamo Pedro Muñoz Seca. Fui escritor de teatro. Me interesó desde bien joven sobre todo el género de la comedia. Mi mayor ilusión e interés en la vida fue despertar las risas de la gente en sus butacas, o al menos sus sonrisas. Mi gran cultura me permitió trabajar como profesor de griego, latín y hebreo para compensar los bajos ingresos que en muchas ocasiones obtuve del teatro. Sin embargo a partir del estreno de mi obra La venganza de Don Mendo en 1918 me convertí en un autor de gran éxito que garantizaba los teatros llenos a los empresarios teatrales. Aunque el público me adoraba la crítica me crucificó, pero a mí no me importó. Don Jacinto Benavente dice que a mí me mató la envidia que me tuvieron. Yo sin embargo jamás tuve hacia nadie malos pensamientos. En algunas de mis obras me reí del comunismo o del igualitarismo, doctrinas que me parecían nefastas. Fui fusilado en Paracuellos del Jarama el 28 de noviembre del 36 por milicianos que no tenían ni pizca de sentido del humor. La memoria esa tan desmemoriada del socialismo no se acuerda de mí.
Hola, me llamo Andreu Nin. Fui víctima durante la guerra civil de los enfrentamientos internos en el bando republicano. Fui uno de los fundadores y jefes del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). La República y Moscú me condenaron a muerte en junio de 1937. El historiador Paul Preston cree que el método que eligieron para matarme fue el desollamiento. Nunca han aparecido mis restos. La memoria histórica de mi gente, la izquierda, no me reconoce, para ellos fui un traidor justamente ejecutado. Por supuesto la derecha tampoco se acuerda de un rojo como yo. Soy un gran olvidado para el que nadie reclama justicia.
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