Edward Burne-Jones, The last sleep of Arthur in Avalon
AVALÓN
“Y el propio Arturo, aquel famoso rey,
fue herido mortalmente y, trasladado desde allí a la isla de Avalón
a fin de curar sus heridas, cedió la corona de Britania a su primo
Constantino, hijo de Cador, duque de Cornubia, en el año 542 de la
encarnación del Señor”
-Geoffrey
de Monmouth-
“Ten ánimo -dijo el rey-, y
pórtate lo mejor que puedas, pues en mí no queda confianza en qué
fiar; pues voy al valle de Avalón a sanarme de mi grave herida; y si
no oyes hablar nunca más de mí, reza por mi alma”
-Sir
Thomas Malory-
En Avalón
refulge con luz propia cada piedra
y hay un
dios, como antaño,
en cada río
y cada árbol.
Reina Arturo
en Avalón,
entre
hiedras, brumas, sortilegios.
Hay
crepúsculos eternos y nadie muere.
Es un vasto
reino de lirios y arcadas góticas.
Refulge en
cada mano una piedra mística,
arde en cada
pecho un corazón.
© José Alfonso Pérez Martínez
© José Alfonso Pérez Martínez
Me gusta el último poema. Me interesa mucho la historia. Un saludo.Gedi
ResponderEliminarMuchas gracias, Gedi! Un saludo
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