Texto inspirado en la novela Historia del rey transparente, de Rosa Montero
GASTÓN, GASTÓN MÍO...
-Escrito entre los muros del castillo del señor de Ardres,
por Leola/Leo, señor de Zarco-
Gastón mío, aprendiz del saber hermético, jinete único del potro de mi sangre, de la sangre del señor de Zarco, que soy yo, que no soy yo, que es una impostura, que es un disfraz sin serlo, porque se ha vuelto una segunda piel mía...
Gracias, gracias por amar este cuerpo magullado, este cuerpo que hachas y espadas marcaron, este cuerpo de mujer, de una mujer que sólo lo es en tus brazos. Háblame de tu Gaya Ciencia mientras me tomas, convierte en oro el plomo de estas horas, haz, amor mío, en mi mente, de este castillo miserable una corte de Leonor, o de Arturo, haz que no muramos nunca, como en Avalon, o que muramos juntos, enredados en eterno abrazo nuestros cuerpos.
Gastón, Gastón mío, cura mi mano mutilada, las cicatrices que me marcan, o haz que olvide mi dolor, que sea la niña que fui, no este caballero, este Mercader de Sangre errabundo, aterido de dormir al raso, con la cota manchada de sangre ajena y propia. Haz que sea la niña que fui, mas sin reja ni arado... Una niña más feliz, con padre y hermano, sin brutales señores ni guerra en torno.
Transforma, Gastón, tiempo y mundo, o abrázame tan sólo, abraza este herido cuerpo y hazlo tuyo.
-José Alfonso Pérez Martínez, 23 de abril de 2013-
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