Gregory Peck como Atticus, abrazando a Mary Badham, la actriz que hizo
de Scout, hija de Atticus, en la película que adaptó "Matar a un ruiseñor"
Las siguientes sentencias corresponden a Atticus Finch, el sabio abogado viudo creado para la ficción literaria por Harper Lee y eternizado en el cine por el gran Gregory Peck. Atticus, un personaje sin prejuicios, justo, ético, cariñoso con sus hijos, empático, pacífico, es la clase de hombre que todos deberíamos intentar ser.
Uno no comprende de veras a una persona hasta que considera las cosas desde su punto de vista... [...] Hasta que se mete en el pellejo del otro y va por ahí como si fuera ese otro.
Te digan lo que te digan, no permitas que te hagan perder los nervios. Procura luchar con el cerebro, para variar...
El que hayamos perdido cien años antes de empezar no es motivo para que no intentemos vencer.
Cuando un niño te pregunte algo, contéstale. Los niños son niños, pero descubren una evasiva con mayor presteza que los adultos, y las evasivas sólo sirven para atontarles.
Para poder vivir con otras personas tengo que poder vivir conmigo mismo. La única cosa que no se rige por la regla de la mayoría es la conciencia de uno.
No hay que decir que lamentas algo si no es así.
Soy aficionado a procurarle el bien a todo el mundo.
Quería que descubrieses lo que es la verdadera bravura, en vez de creer que la bravura la encarna un hombre con un arma en la mano. Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida de antemano, lo intenta a pesar de todo y lucha hasta el final pase lo que pase. Uno vence raras veces, pero alguna vez vence.
Es posible pararle los pies a una turba, simplemente porque continúan siendo seres humanos.
Antes que a nadie, mis hijos dirigen su mirada hacia mí, y yo he procurado vivir de forma que siempre pueda sostenerla sin desviar los ojos.
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