UN CUENTO NAZARÍ
En 1866 el profesor Wartzmann, de la Universidad de Leipzig, halló, exhumando antiguos manuscritos andalusíes, el siguiente cuento. Por el tipo de letra y por determinadas cuestiones de estilo Wartzmann lo atribuyó a un teólogo desconocido de la Granada nazarí, quien escribiría su cuento poco antes o poco después de la conquista castellana. El cuento, traducido del árabe al alemán por Wartzmann y por mí del alemán al castellano, dice así:
Cuentan los hombres sabios (pero sólo Allah es realmente sabio) que existió un hombre llamado Alí. Allah puso maldad en su corazón, mas Alí, siguiendo el ejemplo y los consejos de ejemplares varones, decidió desde muy joven ser bondadoso. En contra de sus inclinaciones respetó la propiedad ajena, no arrebató vida alguna, practicó la continencia verbal para no ofender, refrenó su codicia y practicó con usura la caridad. Tras una larga vida murió, como todos los hombres mueren, y su alma compareció ante la faz terrible de Allah. El todopoderoso se dirigió a él con estas palabras: "Por la vida que has llevado mereces sin duda el paraíso, pero Yo te hice malvado para que, al resistirse a tus maldades, muchos se ganaran el cielo. Al oponerte a mis designios te has ganado el infierno".
Alí venció su temor y logró alzar su voz ante la intolerable presencia de Aquél que hizo los cielos y la tierra. Y habló así: "Gran dios de mis padres y de mis abuelos, dueño de todo lo que existe, y también de mí, quisiera hablarte ahora".
"Habla", dijo, simplemente, Allah.
"En lucha conmigo mismo, pues sentía una gran inclinación al mal, he dedicado mi vida al bien. No por ofenderte, no por deseo de Tu paraíso, ni por temor de Tu infierno lo he hecho: sólo por amor al bien he frecuentado el bien. Dame, ahora, el destino que desees".
Con estas palabras terminaba, abruptamente, la narración exhumada por Wartzmann. Que cada lector le añada, a su gusto, un final.
-José Alfonso Pérez Martínez,
23 de abril de 2015-
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