Un
sistema mejor que el actual sería un Estado monárquico centralizado
(sin parlamentos ni gobiernos regionales), en el que el Rey estuviese
asesorado por un alto consejo de sabios, con las personas más capaces
del país, en todos los campos más relevantes. Ese mismo consejo se
encargaría de dirigir la educación del heredero a la corona y sus
hermanos/as. En las Cortes del Reino habría representantes de los
diversos territorios y ciudades. Entre el Rey, el Alto Consejo y las
Cortes se harían las leyes y se gobernaría el Estado, con un sistema de contrapesos similar al
que tenían las instituciones de la república de Venecia.
No sería una dictadura monárquica: Un dictador hace su voluntad, y ésta es ley. En mi sistema habría leyes, creadas entre las diversas instituciones, a las que todos, también el Rey, deberían de plegarse.
Tampoco sería un sistema oligárquico: En una oligarquía sólo los aristócratas tienen derechos políticos. En mi sistema todos los ciudadanos elegirían, en elecciones, los miembros de las Cortes. Por ello sería una democracia, pero sin los chiringuitos de la descentralización y con el Rey compartiendo el poder con los más sabios y con los representantes del pueblo.
No sería una dictadura monárquica: Un dictador hace su voluntad, y ésta es ley. En mi sistema habría leyes, creadas entre las diversas instituciones, a las que todos, también el Rey, deberían de plegarse.
Tampoco sería un sistema oligárquico: En una oligarquía sólo los aristócratas tienen derechos políticos. En mi sistema todos los ciudadanos elegirían, en elecciones, los miembros de las Cortes. Por ello sería una democracia, pero sin los chiringuitos de la descentralización y con el Rey compartiendo el poder con los más sabios y con los representantes del pueblo.
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