Está claro que las 800 y pico víctimas mortales de ETA son igual de
importantes, pero también lo es que el secuestro y posterior asesinato
de Miguel Ángel Blanco marcó, hace 20 años, un punto y aparte. Yo tenía
21 años y recuerdo aquello muy bien. Toda España, y cuando digo toda
quiero decir toda (sólo algunas ratas miserables se exceptúan) le pidió a
ETA que no asesinara a Miguel Ángel. ETA desoyó a toda una nación, y
ese fue el auténtico principio del fin para esa banda de asesinos.
La unión prácticamente unánime contra ETA que nació ese día recibió el
nombre de Espíritu de Ermua. No es malo, al revés, es bueno, recordar
ese espíritu y recordar a Miguel Ángel, como es bueno recordar todos
aquellos otros sucesos que nos unieron como nación, que nos hicieron uno
por encima de individualidades: la guerra contra el invasor francés
(1808-1813, yo tengo una página en facebook en la que reclamo que la fiesta nacional se pase al 2 de mayo, para conmemorar el 2 de mayo de 1808), la reconquista...
Portada del diario El Mundo del 11 de julio de 1997
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