Lo cuenta Suetonio: Octavio Augusto, el primer emperador de Roma, tras vencer a Cleopatra y a Antonio en Accio, y tras los suicidios de ambos, quiso ver el cadáver de Alejandro Magno.
Alejandro Magno, cuyo cadáver fue trasladado desde Babilonia a Alejandría, en Egipto, fue momificado. Por eso Octavio Augusto, trescientos años después de la muerte de Alejandro, aún pudo verle en bastante buen estado de conservación.
Tras honrarle como a un gran Rey y héroe le preguntaron si también quería ver los restos de Ptolomeo. Él dijo: "he venido a ver a un Rey, no los restos de simples hombres".
Ptolomeo fue Rey de Egipto tras la muerte de Alejandro, pero sin duda la gloria de éste ensombrecía la de su sucesor y aún la de todos los demás reyes y gobernantes de la antigüedad.
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