Hace poco un tipo, colombiano, me insultó en mi Facebook, llamándome facha. Mi reacción fue bloquearle y publicar en mi blog una aclaración sobre mis ideas políticas. Confiaba en que tras leerla este muchacho entendiera que no soy un fascista y se disculpara, o se produjera una renovación del diálogo, sin insultos. No ha funcionado, volvió a insultarme, en mi blog. Borré su insultante mensaje. Respondió escribiendo dos, de nuevo llamándome "facho" en ellos. He procedido a eliminar estos mensajes y a bloquear la opción de publicar comentarios aquí, en mi blog. Lo siento por quienes quieran dejar comentarios aportadores o interesantes, confío en que encuentren la manera de hacérmelos llegar (estoy disponible en Facebook para ello).
El insulto es una violencia, por supuesto no comparable a la violencia física, pero no deberíamos permitirla en los foros y lugares de debate. Insultar, amenazar, pegar puñetazos como el que le pegaron a Rajoy, cortar vías públicas como se está haciendo en Colombia (vías y calles que son de todos los ciudadanos, no sólo de ellos) , secuestrar (como hicieron a una amiga maestra mexicana, que no estaba de acuerdo con las reivindicaciones y acciones del sindicato de maestros). La izquierda se está especializando en todas las formas de la violencia, y en insultar como fascistas a quienes están lejos de serlo, sino que simplemente no están de acuerdo con sus pretensiones. Somos fascistas los que nos oponemos a los indultos a los golpistas catalanes, somos fascistas los que queremos, atención, no volver a un régimen como el franquista, sino simplemente mantener el régimen del 78.
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