Tengo mucho trabajo últimamente, y no tengo mucho tiempo para leer, escribir o poner algo aquí, en el blog. Pero hoy vi que alguien dedicó en el Facebook una entrada a Unamuno, y nunca está de más hablar otra vez, o escribir otra vez, sobre Don Miguel. Porque su ejemplo en cambiar de ideas, ante lo que iba sucediendo, cuando parece que uno ha de apoyar toda la vida a los mismos, pase lo que pase, y su ejemplo de valentía aquella tarde en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, tarde que resuena aún y que resonará en los siglos por venir, aún son ejemplos de magisterio vivo, de enseñanza que un maestro imparte por como vive, por sus actos mismos.
Unamuno apostó con ilusión por la república en 1931, como muchos españoles. Luego, viendo que la república era un caos de fanáticos enfrentados, una casa de putas donde reinaba el caos y el crimen y donde el gobierno abdicaba de su deber de imponer el orden, apoyó a los sublevados del 36. Pero pronto vio que estos tampoco eran lo mejor para España. Al final, aborrecido por las dos Españas, murió solo en su casa, poco después del acto en Salamanca de su famoso "venceréis pero no convenceréis". Apóstol de la Tercera España y sumo sacerdote de la Inteligencia. Mi homenaje siempre a Don Miguel.
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