Es triste escribirlo, pero es lo que firmemente creo: España se ha convertido en un Estado fallido.
Lo que hemos visto en las localidades situadas al sur de la ciudad de Valencia lo muestra a las claras. Para empezar, la Aemet. ¿Por qué dio un pronóstico de lluvias de 180 litros por metro cuadrado cuando su homóloga francesa pronosticaba para la zona unas lluvias de 400 litros y peligro mortal (al final fueron 500)? Fallo fatal de un organismo público.
No hubo aviso previo, pues, de lo que se venía, y eso causó muchos muertos. Luego la ayuda de las administraciones ha llegado tarde y mal, cuando en casos así la respuesta pronta es importantísima. La situación sólo se salva algo por la increíble respuesta solidaria de la ciudadanía. La gente está muy CABREADA con el gobierno. Por eso hoy intentaron linchar al presidente, cuando llegó a Paiporta sonriendo, como si llegara a una fiesta. Esto se suma, además, a los casos de corrupción que día tras día se descubren, en el partido del gobierno. Y todas las mentiras de Sánchez desde que llegó al gobierno. Esto es como una gota que llega a un vaso de cabreo ya muy lleno.
Con el Rey no hay tanto problema. La gente es consciente de que hace lo que puede dentro de lo poco que le permiten las leyes. Por eso el Rey se quedó, porque sabía que todo era sobre todo contra Sánchez.
Hay una sensación cada vez más extendida de que el sistema, el Estado de las Autonomías, no funciona, y que además está plagado por políticos que no piensan en gobernar para la gente sino para acumular egoístamente riqueza. Y muchos piensan que muchos políticos no sabrían gobernar bien ni aunque quisieran. Hay una sensación de que no hay un retorno justo de la gran cantidad de dinero que se paga en impuestos. Cuando el Estado no responde rápida y adecuadamente ante una tragedia así esa sensación se corrobora.
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