Con la entrada del año se han puesto en marcha restricciones que impiden que se fume en la mayoría de espacios cerrados públicos, aunque puedan ser de propiedad privada, como en el caso de los bares. Estoy a favor de dichas restricciones, y no sólo por no ser fumador, sino porque considero que el derecho a la salud es sagrado. El derecho de un no fumador a no respirar humo de tabaco está por encima del derecho de los dueños de los bares a permitir fumar y por encima del derecho de los fumadores a perjudicar a otros. Y no me vale que me digan que la calle, el aire exterior, también está muy contaminado: Un reciente estudio científico demostró, como cuenta "El País" (ver noticia) que "dentro de un bar donde la clientela fuma la polución es nueve veces mayor que lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ocho veces mayor que en un bar libre de humo y cuadriplica la contaminación al otro lado de la puerta, en la calle." Yo aplaudo al gobierno por estas medidas, aunque por otro lado sigo esperando que ponga en marcha medidas realmente efectivas para remontar la crisis.
Postdata de 12 de junio de 2011: Después de reflexionar mucho sobre este tema no tengo ahora tan claro que el gobierno tenga derecho a obligar a los dueños de los bares a que no se pueda fumar en sus locales. Ciertamente tenemos derecho, como ciudadanos, a un aire lo más limpio posible, pero estas imposiciones parecen propias de un estado totalitario. Lo que sigo pensando es que es una medida que no era ni es esencial. Lo prioritario era la economía, disminuir las tremendas cifras de paro, y no medidas como estas, tan controvertidas.
Aquí hace rato se ha aprobado esa ley. No se puede fumar en bares y demás. Pienso que no es tan terrible caminar 10 o 20 pasos, salir afuera, fumar y volver adentro a tomar. Todo el mundo feliz.
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