Gracias a la escritora Susana Pérez-Alonso, porque sin un comentario suyo no hubiera pergeñado este razonamiento.
Copio de mi Facebook: Lo de Hitler tampoco eran argumentos, eran falacias ("patrón de razonamiento malo que aparenta ser bueno"). Y falacias mortales. El tío se apoyó en el viejo antisemitismo europeo, fue muy hábil e inteligente para lograr que la gente apoyara su demencia. Viene al pelo que cites a Hitler porque en Estados Unidos está pasando algo parecido, el Tea Party también agita otro fantasma, como el del antisemitismo: la crisis, culpando al inmigrante, como si los mexicanos que van a currar a Arizona o Texas la hubieran liado, pero no veo ningún nombre hispano en la lista de los verdaderos culpables (ver). El Tea Party demoniza a los inmigrantes como Hitler demonizaba a los judíos. Luego Hitler, una vez deshumanizados los judíos podía meterlos en cámaras de gas, la población alemana ya no se inquietaba por el destino de quienes ya no eran personas. Del mismo modo, los mexicanos inmigrantes pueden ser expulsados según el Tea Party, porque no son personas con derechos, sino causantes de la crisis, parásitos, etc. Los que defienden a los inmigrantes, gente como Gabrielle Giffords, son como los alemanes que se rebelaron contra la shoa: antipatriotas, malos alemanes (o malos americanos, en este caso). Luego, cuando alguien dispara contra esos antipatriotas, se lavan las manos, aunque sean ellos quienes les hayan puesto en la diana.
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