Hacia 1560 se puso en marcha una expedición para hallar El Dorado, una ciudad que los españoles creían repleta de riquezas. La expedición partió del Perú y pretendía descender por el Amazonas indagando entre los indios de sus orillas noticias de El Dorado, para en cualquier momento, ante noticias fidedignas, abandonar el río y, adentrándose en la selva, alcanzar la mítica ciudad. La expedición iba comandada por un navarro, Pedro de Ursúa. Entre los soldados iba un vasco, Lope de Aguirre, que por sus ansias de gloria acabó comandando una rebelión contra Ursúa. Se proclamó traidor al propio Rey Felipe II. Su historia la narró magistralmente el director Werner Herzog en la película "Aguirre, la cólera de Dios", de 1972, con un inolvidable Klaus Kinski como Lope de Aguirre. Antes había escrito una gran novela sobre el tema ("La aventura equinoccial de Lope de Aguirre") el extraordinario novelista Ramón J. Sender. Enfrascado en la lectura de este libro es como me ha venido a la mente este poema:
LOPE DE AGUIRRE, TRAIDOR
¿No valgo yo en estas tierras
-español y vasco, cristiano viejo-
tanto como aquel navarro
de delicadas maneras?
Pienso que como él todo honor merezco
y así presto he de alcanzarlo,
sin dudar y sin temor,
y en este papel que nos justifica
valiente pongo mi rúbrica:
"Lope de Aguirre, traidor".
-José Alfonso Pérez Martínez, 13 de septiembre de 2014-
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