1) El primero es "El guardián entre el centeno", de J.D. Salinger. Cuando lo leí recuerdo que pensé "¿y ésta es la gran obra maestra de la que tanto hablan?". Sólo mentes débiles, impresionables y algo enfermas, como la de John Hinckley Jr. (intentó asesinar a Reagan en 1981) o la de Mark David Chapman, asesino de John Lennon, han podido quedar marcadas por este libro. El héroe del libro, Holden Caulfield, no me pareció especial o interesante, ni su peripecia significativa en algún sentido, son sólo sucesos de trascendencia insignificante uno detrás de otro.
2) El segundo es "La colmena", de Camilo José Cela. Lo que más me gustó (y tampoco la palabra es "gustar", digamos que me pareció divertido) del libro ni siquiera forma parte del cuerpo del mismo, sino sólo es algo que se cuenta en el apéndice de la edición que yo leí: el momento en que Cela se puso (decía él, yo creo que toda la anécdota es falsa) un supositorio y luego no quería ponerse otro "porque rascaba", y su mujer le puso en la mano uno y le preguntó "¿esto rasca?", y Cela se dio cuenta que se había puesto el supositorio primero sin quitarle el envoltorio de papel de aluminio. "La colmena" en sí es una obra que tiene 300 personajes insignificantes. Prefiero otras en las que hay muchos menos pero son personajes de peso. ¿Por qué me parecen insignificantes? Porque al ser tantos Cela no puede profundizar en ellos, sus vidas están vistas como a ojo de pájaro. Con esa visión superficial uno no puede conectar con ellos. La denuncia de la cutrez de la España franquista que pretendía hacer Cela está ahí, pero podría haber sido hecha más eficazmente contando con más detallismo menos vidas en vez de tan a vuelo tantas.
3) La Biblia. La habré leído casi entera a lo largo del tiempo. En realidad la Biblia no es un libro, sino un conjunto de libros escritos a lo largo de cientos de años. Alguno de esos libros, como "El cantar de los cantares", hermoso poema erótico, me parecen salvables, pero el conjunto me parece deplorable. La Biblia fue escrita por un pueblo semibárbaro, casi sin civilizar, supersticioso, belicoso, misógino y cruel. Todos esos aspectos dan forma a la moral que enseña la Biblia. Dejando aparte aspectos de fe, teológicos, el mayor pero que yo pongo a la Biblia es ese, su moral. Esa moral es profundamente hostil a la moral laica que promovieron los filósofos humanistas y de la ilustración y que es en la que yo creo.
4) "Poeta en Nueva York", de Federico García Lorca. Este libro me parece hermoso en muchos momentos en lo que respecta a sonoridad y ritmo, pero las metáforas difíciles cada vez me gustan menos en poesía. De Lorca me gustan mucho más otros libros en los que es mucho menos hermético.
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