Tengo ahora delante tres de las mejores traducciones de Kavafis al castellano: la de José María Álvarez (Ediciones Hiperión, 1ª edición en 1976), la de Pedro Bádenas de la Peña (Alianza Editorial, 1ª edición en 1982) y la de Juan Manuel Macías, publicada este año por primera vez por la editorial Pre-Textos. No puedo resistirme a dejar aquí una muestra de cada traducción. Elijamos un poema que Kavafis escribió en 1917, y veamos cómo lo han vertido del griego a nuestro idioma cada uno de los tres traductores.
José María Álvarez:
CONTEMPLÉ TANTO
Contemplé tanto la belleza,
que mi visión le pertenece.
Líneas del cuerpo. Labios rojos. Sensuales miembros.
Cabellos como copiados de las estatuas griegas;
hermosos siempre, incluso despeinados,
y caídos apenas, sobre las blancas sienes.
Rostros del amor, tal como los deseaba
mi poesía... en mis noches juveniles,
en mis noches ocultas, encontradas...
Pedro Bádenas de la Peña:
TAN INTENSAMENTE CONTEMPLÉ
Tan intensamente contemplé la hermosura,
que llena está mi vista de ella.
Líneas del cuerpo. Labios rojos. Miembros placenteros.
Cabellos como tomados de estatuas griegas,
siempre hermosos, incluso despeinados,
sobre pálidas frentes algo caídos.
Rostros de amor como los quiso
mi poesía... en las noches de mi juventud.
en mis noches, encontrados a escondidas...
Juan Manuel Macías:
HE CONTEMPLADO TANTO
He contemplado tanto la belleza
que mi mirada está colmada de ella.
El trazo de los cuerpos. Labios rojos. Miembros sensuales.
Cabellos como tomados de las estatuas griegas,
siempre hermosos, aun despeinados como están,
y caen, levemente, sobre las frentes pálidas.
Rostros del amor, tal cual los deseaba
mi poesía... en las noches de mi juventud,
hallados, a escondidas, en mis noches...
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