En la sociedad literaria pocas personas hay más odiadas que María Kodama, la viuda del maestro Borges. Sin embargo no ha hecho nada para merecer tanto odio. Hubiera estado en su derecho si hubiera rehecho su vida con otra persona, pero no ha querido, ni siquiera se le puede reprochar esa "traición post mortem" al maestro. Se le odia por lo que debería admirársele, por lo que muchos le aplaudimos: por haber sido una buena guardiana del legado literario de Borges, por no haber permitido plagios ni manipulaciones de su obra, por defenderla. Ella puede ser odiada por muchos, pero puede dormir tranquila. ¿No es mejor eso que ser admirado o amado pero no ser capaz de soportar la propia mirada en el espejo?
Jorge Luis Borges y María Kodama
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