De su recién publicado poemario Hierofanías
(Chamán Ediciones, 2017)
IV
Desciende por mis venas, me mantiene con vida.
Como la Noche, la hija del caos,
que es la madre del Día, recompone mi cuerpo
para que yo me sienta complacido.
Es como todas las cosas que deben
refundirse en el silencio del Tao.
Al tomar la apariencia de una esposa iniciada
circula a través de mis meridianos
energía de vida.
Después a sus pies es dormir abrazados,
a la mujer devota, una hermosa nereida,
servirla como un sirviente feliz.
La mujer abrazada suprime el pensamiento
por el conocimiento revelado,
su mente preclara te inmoviliza el hálito
con la suprema gran felicidad.
Adelanta con ella el hombre en el Sendero.
(c) Alfredo Rodríguez, 2017
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