En la portada, Donald Trump, que es noticia tras haber ordenado un bombardeo a una base aerea siria como castigo por el uso, por parte del gobierno de Bassar al-Asad, de armas químicas. Yo no sé si la entrada de Estados Unidos en un escenario tan complejo como la guerra siria será algo positivo, lo que sé es que Bassar al-Asad es un dictador, un criminal, y que Vladimir Putin no debería apoyarle. Por supuesto, los del DAESH son peores que al-Asad, pero eso no debería de servir de excusa para perdonarle a éste sus numerosos crímenes.
En la página 3, un artículo a toda página del escritor chileno Jorge Edwards, titulado "Los senderos que se bifurcan". Habla de cuando fue diplomático, representando al Chile de Salvador Allende en la Cuba de Fidel Castro, en 1970. Cuenta que el Senado chileno vetó el nombramiento del embajador elegido por Allende, y que cuando explicó esto a un político cubano éste le dijo: "¿y por qué no cierran el Senado, chico?". Frase muy reveladora del escasísimo respeto que el Estado de Derecho, con sus poderes divididos e independientes, merece, en 1970 y ahora, a la izquierda latinoamericana. Se ha visto en el intento reciente de Nicolás Maduro de inhabilitar al parlamento venezolano. Refiriéndose a Fidel Castro dice Edwards: "No demostraba el menor interés ni la menor noción de lo que podía ser un Estado de Derecho".
En la página 13 hay un artículo de Ignacio Camacho sobre Azorín, el gran escritor de la llamada Generación del 98. Dice que a Azorín hay que reivindicarle, y estoy de acuerdo. Todo el mundo debería de tener "Castilla" en su biblioteca. Camacho habla de su voluntad de estilo, de su "vocación letraherida", de su prosa detallista, su "vocabulario minucioso, cabal", de su "lenguaje despojado de énfasis", de sus textos que buscan la esencia de las cosas.
Se habla también, por supuesto, de muchas otras cosas, en el ABC de hoy: del paripé de ETA, entregando armas pero sin pedir perdón y sin prestarse a colaborar con la justicia para esclarecer los 300 asesinatos de la banda que siguen sin resolver. Del viaje de Sus Majestades a Japón, donde fueron recibidos por el Emperador Akihito y su esposa. Y del atentado islamista en Estocolmo, repitiendo el modus operandi (vehículo que arrolla a viandantes) de Niza, de Berlín, de Londres.
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