Este librito fabuloso recoge los artículos que para dos periódicos franceses escribió, como corresponsal de guerra, el autor de "El Principito". Por supuesto, no son artículos periodísticos al uso, pues Antoine de Saint-Exupéry no era un periodista normal, sino un poeta y, a su manera, un auténtico filósofo. No se encuentran en estos textos frases como "ayer el ejército republicano avanzó tantos kilómetros en dirección a tal ciudad" o "nos comunican que el ejército franquista cuenta con tantos efectivos". A Antoine de Saint-Exupéry no le importan los movimientos de tropas ni las cifras de la guerra, le importan los hombres en la guerra. Más concretamente: no los hombres, sino "el hombre", el individuo singular, atemorizado en su trinchera, mas dispuesto a morir o matar en cualquier momento por una idea. Antoine de Saint-Exupéry reconoce el valor de las ideas que hacen que los hombres se dividan en bandos, reconoce que por ellas el hombre se eleva y halla un sentido, mas nos llama a elevarnos, a hallar ese sentido, inspirados por otro tipo de ideas, de corte más universal, para esquivar, para superar la lógica de la confrontación y la guerra.
Una obra, en su brevedad, extraordinaria.
Así que olvidaos de esas divisiones que, una vez aceptadas, acarrean todo un Corán de verdades inquebrantables y junto con ellas un fanatismo ciego. Se puede dividir a los hombres en hombres de derechas y en hombres de izquierdas, en jorobados y no-jorobados, en fascistas y en demócratas, y todas estas distinciones son irrefutables; pero la verdad, ya lo sabéis, es lo que simplifica el mundo, no lo que siembra el caos.
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