Por estar contigo

Blog personal de José Alfonso Pérez Martínez

"Estas líneas escribo,
únicamente por estar contigo"
(Luis Cernuda)

sábado, 28 de noviembre de 2020

Longevidad de los Reyes


No he incluido en este repaso a los reyes godos, anteriores a la invasión musulmana de 711, ni a los reyes de Navarra o Aragón, aunque no cabe duda de que también son reyes nuestros. 

De los reyes que he incluido (reinos de Asturias, León, Castilla y España) el más longevo fue Alfonso II, Rey de Asturias, que falleció en el año 842 a la edad de 82 años. Nuestro Rey Juan Carlos I puede llegar a superarle, pues ya  tiene esa misma edad. El padre de Don Juan Carlos, Don Juan, a quien he incluido pese a que no fue Rey, es el siguiente más longevo: falleció en 1993, a sus 79 años. El tercero más longevo fue José I, que murió en 1844 a sus 76 años. Aunque considerado invasor (hermano del emperador francés Napoleón I, quien había invadido España) no cabe duda de que fue reconocido como Rey por no pocos españoles. La Reina Juana I, quien falleció en 1555 a sus 75 años, sigue en la lista. Fue bastante más longeva que su madre, la gran Reina Isabel I de Castilla, quien falleció en 1504 a sus 53 años, y que su propio hijo el gran Rey Carlos I de España, quien falleció a sus 58 años en 1558, apenas 3 años después que su madre. La Reina Isabel II sigue: falleció a sus 73 años, en 1904. Así que los Reyes más longevos fueron Alfonso II (82), Don Juan (79), José I (76), Juana I (75) e Isabel II (73).

Respecto a los que murieron con menos edad:

El Rey que tuvo la desgracia de fallecer más joven fue Enrique I de Castilla, que falleció en 1217, a sus 13 años, por un golpe en la cabeza mientras jugaba con niños de la Corte. Le sigue el Rey Luis I de España, que falleció víctima de la viruela a sus 17 años, en 1724, tras ocupar el trono poco más de 200 días. Bermudo III, Rey de León, es el siguiente: falleció a sus 19 o 20 años, en 1037. Espoleó demasiado a su caballo en la batalla de Tamarón y de repente se encontró solo, rodeado de enemigos que acabaron con él. Sigue Ramiro III, Rey de León, que enfermó y murió a sus 24 años, el año 985. Sancho III de Castilla, por su parte, falleció en 1158, a sus 24 o 25 años, apenas un año después de heredar el trono. Así que los Reyes que murieron antes fueron: Enrique I (13), Luis I (17), Bermudo III (19-20), Ramiro III (24), Sancho III (24-25).



Alfonso II Rey de Asturias 

Falleció en 842 a sus 82 años 


Enrique I Rey de Castilla

Falleció en 1217 a sus 13 años


sábado, 21 de noviembre de 2020

Tres poemas de Francisco Brines


Enhorabuena a Brines, maestro de maestros de la poesía, por el reciente premio Cervantes. 


¿CON QUIÉN HARÉ EL AMOR? 

-a Juan Luis Panero-


En este vaso de ginebra bebo

los tapiados minutos de la noche, 

la aridez de la música, y el ácido

deseo de la carne. Sólo existe, 

donde el hielo se ausenta, cristalino 

licor y miedo de la soledad. 

Esta noche no habrá la mercenaria

compañía, ni gestos de aparente

calor en un tibio deseo. Lejos 

está mi casa hoy, llegaré a ella 

en la desierta luz de madrugada, 

desnudaré mi cuerpo, y en las sombras 

he de yacer con el estéril tiempo. 



ALOCUCIÓN PAGANA

-a Fernando Ortiz-


¿Es que, acaso, estimáis que por creer 

en la inmortalidad, 

os tendrá que ser dada? 

Es obra de la fe, del egoísmo 

o la desolación. 

Y si existe, no importa no haber creído en ella:

respuestas ignorantes son todas las humanas 

si a la muerte interroga. 


Seguid con vuestros ritos fastuosos, ofrendas a los dioses, 

o grandes monumentos funerarios, 

Las cálidas plegarias, vuestra esperanza ciega. 

O aceptad el vacío que vendrá, 

en donde ni siquiera soplará un viento estéril. 

Lo que habrá de venir será de todos, 

pues no hay merecimiento en el nacer

y nada justifica nuestra muerte. 



LA PIEDAD DEL TIEMPO 


¿En qué oscuro rincón del tiempo que ya ha muerto 

viven aún, 

ardiendo, aquellos muslos? 

Le dan luz todavía 

a estos ojos tan viejos y engañados, 

que ahora vuelven a ser el milagro que fueron:

deseo de una carne, y la alegría 

de lo que no se niega. 


La vida es el naufragio de una obstinada imagen 

que ya nunca sabremos si existió, 

pues sólo pertenece a un lugar extinguido. 








martes, 10 de noviembre de 2020

El súbito derrumbe del primer imperio español


Muchos imperios se derrumban poco a poco. Tras largos siglos de decadencia, se produce el fin, que no es sino la culminación de ese largo proceso. No fue así con el primer imperio español. Lo llamo "primero" porque hubo dos, como después veremos. El primero nace cuando tras el final de la Reconquista, en 1492, la reina Isabel I de Castilla sufraga el viaje de Colón hacia el oeste. En los siglos siguientes España se expande. Aunque también tuvo territorios en África o Asia esta expansión se produjo sobre todo en América. 

A finales del XVIII y principios del XIX nada hace prever el final del imperio. El gran enemigo, Inglaterra, no logra arrebatar a España ningún pedazo significativo del imperio: en 1797 Nelson es derrotado cuando intenta conquistar las islas Canarias. Entre 1806 y 1807 se produce un nuevo fracaso inglés en el Río de la Plata. En 1800 México DF, la capital del virreinato de Nueva España, es la ciudad más rica del mundo, mucho más que cualquier ciudad de la España europea. Los reyes se preocupan del bienestar de los habitantes del imperio, donde sea que se encuentren: entre 1803 y 1806 Carlos IV sufraga la expedición filantrópica de Balmis, por la que miles de personas en América, Asia y África son protegidas de la enfermedad de la viruela. En 1792 se funda la universidad de Guadalajara, en México, la última de una larga lista de centros de enseñanza superior construidos por España en su imperio.

¿Cómo un imperio que se encontraba en un buen estado de fuerza pudo derrumbarse como un castillo de naipes en las siguientes décadas? Se debió a dos causas, sobre todo: la invasión francesa y la traición interna. En 1808 Napoleón invade la península ibérica. Se suceden cinco años de guerra. Napoleón acaba derrotado. Pero ocurre algo crucial: Inglaterra, nuestro gran enemigo tradicional (acababan de ser derrotados en el Río de la Plata), nos ayuda contra Napoleón. De repente parece que han hecho las paces con España. Fernando VII coloca a Wellington, vencedor del francés, el collar de la orden del Toisón de oro. Ahora viene el principio del fin: jóvenes criollos, la flor de la América española, hacen amistad con ingleses, acuden a Londres, escuchan ideas nocivas, se dejan contaminar por ellas. Lo que sigue es el fin: las guerras de independencia de la América española, la gran traición de la América criolla. El oro de América es saqueado, acaba en Londres. La rica América española se convierte en un montón de pequeñas repúblicas empobrecidas. Inglaterra, tras numerosas y humillantes derrotas durante tres siglos, ha vencido a España en un suspiro. Con el oro saqueado de nuestro imperio construye su propio imperio, el gran imperio de la reina Victoria. A España sólo le quedan unas islas en el Caribe y en el Pacífico, que en 1898 también acaba perdiendo, a manos de Estados Unidos, vástago de Inglaterra. El segundo imperio español, mucho menos extenso y de vida muy breve, empieza a construirse justo después de la caída del primero. Es un pequeño imperio africano que no dura ni un siglo. Tal vez hable de él en otra ocasión.

 
El primer imperio español hacia 1790

sábado, 7 de noviembre de 2020

Vértigo


Versión de un poema escrito por mi estimada amiga María José Contador


VÉRTIGO 


Siento fuerte la llamada

estos días, del vacío. 

Vendrán leves de equipaje

días repletos de nada.


Las pérdidas ya olvidadas 

llagas fueron, desvaríos,

partes duras de mi viaje.

Llega la noche cerrada, 


anegada de un silencio

que es inmenso vocerío. 

Darme intento un homenaje,


pero algo ensombrece mi ocio,

¿por qué este escenario umbrío 

es de mi alma igual paisaje? 




La noche estrellada, de Vincent Van Gogh


El poema original:


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