Retrato del Papa Inocencio X,
Por Diego Rodríguez de Silva Velázquez.
1650
Galería Doria Pamphili,
Roma.
Los Papas no posaban para cualquiera. Pero ese español, ese tal Velázquez que llevaba un tiempo por Roma venía con la vitola de ser pintor de cámara de Felipe IV, el Rey de España. Así que Inocencio X accedió a posar para él.
Cuando el retrato estuvo terminado el pontífice, impresionado, sólo acertó a decir "troppo vero", o sea demasiado veraz, demasiado verdadero. Pagó a Velázquez con una cadena y una medalla de oro, que se encontraron diez años después entre las posesiones del pintor, tras fallecer.
Respecto al retrato de Giovanni Battista Pamphili (éste era el verdadero nombre de Inocencio X) nunca salió de manos de su familia, a quienes aún pertenece. Primero a los Pamphili y luego a los Doria-Pamphili, tras unirse los dos linajes. Hoy puede verse en Roma en la galería Doria-Pamphili, el museo en donde la ilustre familia italiana expone lo mejor de su patrimonio.
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