Esta noche pasada, en la ceremonia de entrega de los premios Oscar, el cómico Chris Rock hizo una broma sobre la alopecia de Jada Pinkett-Smith, la esposa del querido actor Will Smith. Éste se levantó de su asiento, subió al escenario y abofeteó a Rock. Luego volvió a su asiento y gritó "¡no vuelvas a poner el nombre de mi mujer en tu jodida boca!". Hay quien dice que todo fue una actuación. No lo creo. En primer lugar, Will se veía realmente enfadado. En segundo lugar, dijo "jodida" (fucking), una palabra prohibida en Hollywood.
En este tiempo en el que se trata (muchas veces con éxito) de convertir a los hombres en cosas endebles y ridículas Will Smith nos recordó cómo han sido siempre los hombres: seres tal vez violentos, pero que muchas veces llegaban a la violencia por no permitir agresiones a sí mismos o a sus seres queridos.
Muchos hombres tenemos alopecia y no nos importa mucho, porque sabemos que es algo típico de nuestra condición masculina. Decimos "es lo que hay". Pero la rara alopecia femenina es algo traumático para la mujer. Sólo Jada y Will Smith saben lo que ella habrá sufrido por eso. Y se supone que él debe aguantar con buena cara las bromas sobre el sufrimiento de su mujer. Yo disculpo antes la reacción violenta de Will que la bocaza de Chris Rock. Hay muchas formas de violencia.
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