Se viene a decir, en el prólogo a las obras completas de Epicuro (editorial Cátedra, col, Letras Universales nº 221), explicando su gnoseología, que vemos y comprobamos que cada cosa se origina de otra cosa, y por tanto nada puede surgir de la nada, y por tanto el universo es eterno.
Pero la ciencia ha comprobado que el universo tuvo un inicio, el big bang. Si el ser, lo que es, tuvo un inicio, antes tuvo que haber el no ser, la nada. Por tanto el ser, lo que es, nació de la nada, del no ser. No pudo crearlo un dios, porque dicho dios creador sería un ser anterior necesariamente (por ser su creador) a lo que es, al ser, y eso no tiene sentido: nadie ni nada puede ser anterior a sí mismo, ni algo que forme parte de las cosas que son puede ser anterior al conjunto de las cosas que son, al propio cosmos.
-José Alfonso Pérez Martínez, 8 de mayo de 2013-
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