Foto: André Gide en 1930, a los 61 años
El escritor Luis Antonio de Villena acaba de publicar un ensayo (noticia) sobre André Gide. Tal vez sea una buena ocasión para compartir este texto, una carta que Hermann Hesse escribió a Gide en 1951, poco antes de la muerte del escritor francés, y que Hesse incluyó en un artículo (Recuerdos de André Gide) aparecido en Neue Zürcher Zeitung e incluido también en el volumen Pequeñas alegrías. Ojalá la carta de Hesse a Gide anime a leer el ensayo de De Villena o, por supuesto, al propio André Gide:
Montagnola, enero de 1951
Querido y apreciado André Gide:
Su nuevo traductor Lüsberg me ha enviado Hojas de otoño, he leído ya la mayor parte de estos recuerdos y meditaciones y en este momento no me parece correcto y gentil agradecerle a ese señor su obsequio sin antes enviar a usted mi saludo y mi agradecimiento.
Hace mucho que debía haberlo hecho, pero de un tiempo a esta parte vivo en un estado de resignado agotamiento y no es ésta la disposición en que se debe visitar a una persona mayor e ilustre. Pero el agotamiento podría durar hasta el final, y antes quisiera una vez más expresar toda la gratitud y simpatía, acrecentada en los últimos años, que siento por usted.
Las gentes de nuestro gremio parecen ahora escasear y empiezan a sentirse solas, por eso es una suerte y un consuelo hallar aún en usted un amante y un defensor de la libertad, de la personalidad, de la obstinación, de la responsabilidad individual. La mayoría de nuestros jóvenes colegas, y lamentablemente también algunos de nuestra propia generación, aspiran a cosas muy distintas: enrolarse sea en la comunidad romana, sea en la luterana, sea en la comunista o de cualquier otro tipo. Un sinfín de personas han llevado ya a cabo este enrolamiento, hasta aniquilarse a sí mismas. Por cada evasión de un antiguo compañero hacia las iglesias o los colectivos, por cada defección de un colega cansado o desesperado de poder seguir adelante como caminante solitario y responsable ante sí mismo, el mundo se empobrece y nos resulta más penoso seguir viviendo. Pienso que algo análogo le ocurre a usted.
Reciba de nuevo el saludo de un viejo individualista, que no tiene intención de engancharse a ninguno de los grandes tinglados.
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