Portada de la edición original
En la leyenda de Buda, el príncipe Siddhartha vive en el palacio de su padre, viendo siempre sólo gente joven y sana. Escapa, y ve la vejez, la enfermedad, la muerte. Así empieza su camino hacia la iluminación.
En Wonder Woman: Tierra Uno, guionizado por Grant Morrison e ilustrado por Yanick Paquette (con un precioso estilo semejante al de Terry Dodson o al de Frank Cho) la princesa Diana vive en la isla de su madre, viendo siempre sólo mujeres eternamente jóvenes. Escapa, y lo primero que ve en el mundo de los hombres, en un hospital, es a una mujer anciana y enferma, que muere en sus brazos. El paralelismo con la historia de Buda es obvio.
Y no acaba ahí: como Buda, Diana se alza sobre el designio de quien la trajo a la vida para hacerse dueña de su propio destino. La anciana del hospital llama a Diana "ángel". Como sabemos, ésta es una palabra griega que significa "mensajero". Y, ¿no decide Diana ser una auténtica mensajera de su pueblo, en el mundo de los hombres? No una simple superheroína, sino un puente entre dos mundos que aspira a cambiar cada uno de ellos con lo mejor del otro.
Una buena revisitación del orígen de este fantástico personaje que cumplió 75 años (a la venta está también un estupendo volumen que lo conmemora) y cuando asímismo está próxima a estrenarse una película, protagonizada por quien ya la encarnó en Batman v Superman, la bella Gal Gadot.
Tiempos dorados para la princesa amazona.
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