La "cabeza de Occidente" va rotando. Y esto está bien, no sería bueno que nuestra civilización estuviera siempre liderada por la misma nación.
Primero estuvo Grecia, donde nació nuestra civilización. Desde el siglo VI o V antes de Cristo hasta el II antes de Cristo fue Grecia la cabeza de Occidente, y casi lo único que formaba parte de Occidente.
En el 146 aC Roma vence a la Liga Aquea en la batalla de Corinto. Grecia, conquistada por Roma, influye a Roma, la conquista a su vez de otra manera. Desde el siglo II aC Roma se heleniza y se convierte en la cabeza de Occidente. Roma cae en el siglo V después de Cristo.
La cabeza de Occidente pasa a ser el imperio romano oriental, más conocido como imperio bizantino. Sobre todo en el siglo VI, en el que Justiniano vuelve a convertir al Mediterráneo en un Mare Nostrum romano. La hegemonía de Bizancio dura hasta el año 800, más o menos, aunque el Estado bizantino durará algunos siglos más.
En el siglo IX, justo al empezar el siglo, el Papa corona a Carlomagno, rey del pueblo germano de los francos, como Emperador de Occidente. En 963 el emperador germano Otón I convirtió el título de rey de Italia en un título más del imperio romano germánico. El binomio Alemania-Italia ocupa la cabeza de Occidente hasta el siglo XVI.
A principios del siglo XVI Carlos I, un Rey de España nacido en Flandes, hijo de un duque de Borgoña y de una reina de Castilla y de Aragón, nieto de los más grandes reyes de Castilla y de Aragón, de una duquesa de Borgoña y de un emperador de Alemania, consigue el imperio alemán. Además en su tiempo se conquistan en su nombre los imperios americanos de los aztecas y de los incas. La hegemonía la mantienen sus sucesores. Desde principios del siglo XVI hasta principios del XIX (durante 300 años prácticamente exactos) España ocupa la cabeza de Occidente y del mundo entero.
A principios del XIX, por intrigas internas inflamadas por el enemigo inglés, el imperio español se derrumba como un castillo de naipes. Inglaterra pasa a ser la nación más poderosa de Occidente y del mundo, sobre todo durante la época de la gran Reina Victoria (1837-1901). La hegemonía inglesa puede considerarse que se acaba con el fin de la Segunda Guerra Mundial (1945). De esta guerra surge Estados Unidos como el país cabeza de Occidente y más poderoso del mundo. El primero no europeo en tal posición.