Keats en su lecho de muerte, dibujado por Joseph Severn.
Severn convivió con Keats y le cuidó los difíciles y dolorosos dos últimos meses de la vida de éste. La amistad de ambos es ejemplar.
El alma nobilísima de John Keats, tan pura como el agua de un torrente de montaña, no soportaba en lo más mínimo que se calumniara delante suya a alguna persona amada por él. Según su biógrafo Lord Houghton una vez Keats abandonó airado una reunión porque en ella se estaba hablando mal de su querido amigo el pintor Joseph Severn. Según Houghton, Keats les dijo a los calumniadores "que le avergonzaba sentarse entre hombres que podían decir tales cosas". Severn demostró ser digno de esa fidelidad cuando cuidó a su amigo durante la agonía que acabó matándole. Todos deberíamos entender así la amistad.
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