-Tus pies toco en la sombra y otros poemas inéditos, de Pablo Neruda. Este libro de poemas no publicados en vida de su autor nos devuelve al mejor Neruda, al que no habla de política sino que, un poco a la manera de Whitman, se configura en poeta del yo y del mundo, del cuerpo, del espíritu, de la naturaleza y de las cosas.
-Hojas de hierba, de Walt Whitman. Relectura. La edición que he releído tiene el aliciente de que la traducción al castellano es del gran Jorge Luis Borges. Siempre merece la pena releer al poeta al que Harold Bloom elogió en El canon occidental. El poeta al que cantó García Lorca en Poeta en Nueva York y que también fue un referente para Juan Ramón Jiménez. Aunque su fe en la democracia parezca hoy un tanto injustificada...
-Beowulf y otros poemas anglosajones. Un libro casi en su totalidad anónimo (de todos los textos incluidos, sólo el breve Himno, de Cadmon, tiene autor conocido). Aunque el poema más largo y conocido del libro sea Beowulf, hay otros textos bellos y valiosos, como el fragmento de La batalla de Finnsburh, con versos maravillosos como aquellos en que Sígferd le dice a su enemigo (me he permitido variar algunas palabras, respecto a cómo vienen en el libro):
un héroe famoso; --- en muchas batallas,
terribles, luché. --- ¡Sábelo ahora
por si vences o mueres --- bregando conmigo!
O El viajero errante, la versión anglosajona del tópico latino del ubi sunt... Estos poemas nos permiten entender que entre los anglosajones, esos feroces guerreros germánicos que invadieron Britania, había también espacio para la sensibilidad, para la poesía.
-Arde el mar, de Pere Gimferrer. Relectura. Un clásico con versos deslumbrantes.
-Regresa el dios del viento, de Josefina Soria. Me parece extraordinario, lleno de bellísimas imágenes. Está inspirado por la conquista española de América.
Criaturas de luz y desvarío
que ponen, con su fuego,
incendio en la penumbra de las bóvedas.
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