La editorial Acantilado anuncia una novedad que me resulta muy atractiva: "Por el ojo de una aguja: La riqueza, la caída de Roma y la construcción del cristianismo en Occidente, 350-550", del historiador irlandés Peter Brown, autor de una biografía de Agustín de Hipona (San Agustín, para los cristianos) y de los ensayos "El mundo de la Antigüedad tardía" y "El primer milenio de la cristiandad". En este nuevo libro Brown pretende "examinar el impacto de la riqueza en las iglesias cristianas del Occidente latino durante las últimas centurias del Imperio romano y el primer siglo de la era postimperial". Es una época en que todo cambió para el cristianismo, de ser perseguido por emperadores como Decio o Diocleciano pasó a ser legalizado por Constantino, y luego, incluso, convertido en única religión permitida. De practicarse en sótanos y catacumbas pasó a practicarse en templos paganos reconvertidos en iglesias, o en nuevos templos cristianos erigidos ex novo. Disfrutaron, por primera vez, de libertad para mostrarse y para hacer acólitos públicamente. A principios del siglo IV se celebra el concilio de Elvira, la primera reunión permitida de los obispos hispanos. La iglesia recauda riquezas más que nunca, se puso "de moda" donar dinero y tierras a la iglesia, los propios emperadores (los reyes, luego) financiaron la construcción de iglesias. Máximo, usurpador del poder imperial, llegó a ejecutar en 385 al hereje Prisciliano, buscando el apoyo de la iglesia cristiana, tan poderosa se había vuelto. Nunca una organización supraestatal, de cualquier tipo, ha logrado tanto poder en tan pocas décadas.
Prisciliano.
Dicen que quien está enterrado realmente en Santiago de Compostela no es el apóstol Santiago, sino él.
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