DE LOS PENDRAGON
Cuando Roma hubo abandonado Britania, sucedió un periodo de anarquía. Señores de la guerra se hicieron fuertes en diversos territorios y reclamaron para sí el antiguo título de rey. Pueblos bárbaros venidos del continente aprovecharon le desunión de los britanos para atacar, cada vez con más audacia, la isla. En esa situación de confusión y guerra una dinastía, de antiguos orígenes celtas y romanos, los Pendragon, decidió poner bajo su poder a todos los reyes de Britania, para así, bajo un solo poder, expulsar juntos a los extranjeros.
En tiempos de Uther Pendragon, hermano y sucesor del gran Ambrosio Aureliano Pendragon, cayó Roma, la capital del imperio, en poder de los bárbaros. Para entonces los Pendragon eran ya dueños de casi toda la isla, y Uther rey de reyes en Britania. El pecado de esta dinastía, al cual sucumbieron casi todos sus varones, fue la lujuria. Por lo demás, fueron nobles, valientes, honorables, justos y esforzados en la guerra.
Uther declaró la guerra a uno de sus vasallos, el duque de Cornualles, pues deseaba a su esposa. Mientras sus huestes asediaban al duque en su castillo de Terrabil, Uther, bajo un hechizo lanzado por el poderoso druida Merlín, se presentó ante Igraine, esposa del duque, con la apariencia de éste, en Tintagel. Así fue engendrado Arturo Pendragon, el más esforzado y noble caballero y rey cristiano, cinco siglos después del nacimiento de Cristo. Igraine y el duque tenían tres hijas, hermanas de madre de Arturo: Morgause, casada con el rey Lot de las Órcadas; Elaine, casada con el rey Nentres de Garlot; y Morgana le Fay.
DE ARTURO PENDRAGON Y SUS HIJOS
Arturo fue el más sabio y noble y valiente rey nacido desde los tiempos de Salomón, el legendario rey de Israel. Pero, como éste, y como su propio padre Uther, Arturo fue dominado por la lujuria. Arturo fue engendrado ilícitamente, como vimos. Mas Dios perdonó el pecado de Uther y por eso Arturo su hijo fue digno de arrancar la espada de la piedra y reclamar así el trono de Britania.
En tiempos de Arturo se rechazó a los bárbaros y se dominó a los reyes y señores britanos que aún permanecían rebeldes. Arturo hizo imperar el orden y la ley en Britania. Tuvo una esposa, Ginebra, mas no hubo descendencia con ella. La ruina de su reino la originó el pecado que anidaba en sus entrañas: Arturo tuvo al menos dos hijos ilegítimos, uno de Lyonors, que se llamó Bor y fue un esforzado caballero al servicio de su padre; y Mordred, que lo tuvo de su propia medio hermana, Morgause. Dios no pudo perdonar esta abominable unión e hizo de Mordred el instrumento de la ruina de Arturo. Finalmente padre e hijo se dieron muerte, en una batalla en la que murió la mejor y más noble juventud de Britania, en el año 542. Antes de morir cedió la corona Arturo a su primo Constantino, hijo de Cador, mas éste no pudo impedir que Britania fuera devastada y conquistada por los ingleses.
-José Alfonso Pérez Martínez, 19 de diciembre de 2016-
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