En 395, como vimos, se produjo la muerte de Teodosio I y la división
definitiva del imperio. En Occidente quedó como emperador su hijo
Honorio, que era apenas un niño de 13 años. La regencia quedó a cargo de
Estilicón, un general de orígen vándalo. En 402 la capital se trasladó
de Milán a Rávena (en Roma hacía décadas que ya no vivían los
emperadores). El traslado de Milán a Rávena se produjo porque cada vez
se producían más ataques de saqueo sobre Italia por parte de diversos
pueblos germanos y Rávena era un lugar más seguro para albergar al
emperador y a su gobierno. La medida resultó acertada cuando entre 405 y
406 un conjunto de ataques, mucho más fuertes, dirigidos por el
ostrogodo Radagaiso, asoló Italia. Al final Estilicón logró derrotar a
Radagaiso. Sin embargo ese mismo 406, el 31 de diciembre para ser
exactos, un nuevo gran problema surgió: una gran oleada de pueblos
germanos (alanos, suevos, vándalos) había roto la frontera en el Rhin e
invadido la Galia. En 409 llegaron a Hispania. Pero, mientras, Honorio
cometió un gran error: en 408 condenó a muerte a Estilicón,el único
general realmente capaz que tenía. Nada pudo impedir que Alarico I, rey
de los visigodos, saqueara la mismísima ciudad de Roma en 410. Se tuvo
una sensación de fin de muchas cosas, de ruina de la civilización. En
411 Hermerico, rey de los suevos, fundó un reino en Gallaecia
(Hispania). Fue el primer reino germano fundado en Occidente. En 418 le
siguió otro: los visigodos fundaron uno con capital en la actual
Toulouse, que se extendió por gran parte de Galia e Hispania.
A
la muerte de Honorio en 423 le sucedió Valentiniano III. Era hijo de
Gala Placidia, hermana de Honorio. Nieto, por tanto, de Teodosio I. La
regencia (pues el emperador era de corta edad) la ostentó primero su
madre, Gala Placidia, y luego, desde 433, el general Flavio Aecio. En
439 los vándalos conquistaron África (los territorios romanos de
África). En 446 las legiones romanas abandonaron Britania, se consideró
que hacían más falta en Italia: para salvar el centro, se sacrificaron
los extremos. En 451 los romanos, dirigidos por Aecio, con ayuda de los
visigodos y de los burgundios, vencieron a Atila, rey de los hunos, en
la batalla de los Campos Catalaúnicos. Si recordaís, los visigodos
habían entrado en territorio del imperio huyendo de los hunos, y en 378
habían causado la muerte del emperador Valente, que trató de impedirlo.
Los visigodos quedaron así, entonces, asentados dentro del imperio y los
hunos en el Danubio, amenazando sus fronteras. Ahora, en 451, casi un
siglo después, por fin los hunos eran derrotados. En 453 se produjo la
muerte de Atila. En 454 Valentiniano III cometió el mismo error que
cometió Honorio al eliminar a Estilicón: asesinó a Aecio, su mejor
general. Poco después, en 455, el propio Valentiniano III fue asesinado.
En 455 reinó muy brevemente Petronio Máximo. Roma fue saqueada
por los vándalos de Gensérico. El saqueo no fue tan salvaje como el de
los visigodos en 410 gracias a las súplicas del Papa.
Entre 455 y 456 reinó Avito. Reconquistó Panonia, pero no pudo vencer a los vándalos. Fue depuesto y luego asesinado.
Entre 457 y 461 reinó Mayoriano, que fue derrotado cuando preparaba una
expedición naval para recuperar África. La flota, reunida en Cartagena,
fue incendiada en parte y capturada el resto por los vándalos.
Mayoriano fue, como Avito, depuesto y luego asesinado. Durante el
reinado de Avito cobró poder como magister militum (jefe del ejército)
el germano Ricimero, que llegó a poner y quitar emperadores hasta el año
472.
Entre 461 y 465 reinó Libio Severo, y entre 467 y 472
Procopio Antemio. A este último el rey visigodo Eurico le derrotó,
quitándole ciudades en Galia para anexionarlas a su reino. En 468 una
nueva expedición contra los vándalos de África también fracasó.
Tras varios breves reinados (Anicio Olibrio, Glicerio, Julio Nepote) fue
nombrado en 475 el último emperador: Rómulo Augústulo, hijo del
patricio Orestes. Fue depuesto por Odoacro, rey de los hérulos, que no
quiso ser emperador. Se conformó con ser rey de Italia y envió las
insignias imperiales de Occidente a Constantinopla. Odoacro fue rey de
Italia hasta que fue vencido y sucedido por el ostrogodo Teodorico, en
493. Así, con la perdida del último territorio imperial en Occidente,
Italia, toda su original extensión quedó dividida en reinos bárbaros:
los suevos en Gallaecia (Hispania) desde 409, los visigodos en Galia e
Hispania desde 418, los vándalos en África desde 429, los burgundios en
el valle del Ródano desde 443, los jutos en Kent (Britania) en 455
(recordemos que las legiones habían abandonado Britania en 446), y los
hérulos en Italia en 476. Sólo al norte de Galia quedó un reducto
romano, el reino de Siagrio. En el mapa que acompaña este artículo
podéis ver cómo quedó conformada políticamente Europa occidental en 476.
Tras la caída del último emperador en 476 otros pueblos pasaron al
territorio del antiguo imperio y fundaron aún más reinos: los sajones en
Sussex (Britania) en 477, los francos en el norte de Galia en 486 (tras
vencer a Siagrio), los ostrógodos en Italia en 493 (tras vencer, como
dijimos, a Odoacro). Sajones y anglos aún fundaron más reinos en
Britania después del 500, pese a la oposición de líderes britanos como
el legendario rey Arturo.
De todos estos reinos germanos surgieron posteriormente las modernas naciones de Europa occidental.
-JAPM-
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