Por estar contigo

Blog personal de José Alfonso Pérez Martínez

"Estas líneas escribo,
únicamente por estar contigo"
(Luis Cernuda)

sábado, 28 de septiembre de 2013

Poetas españoles de la época de los Austrias, X: Juana Inés de la Cruz


Retrato de Sor Juana Inés de la Cruz, por Miguel Cabrera (1750)


Juana Inés de la Cruz 
(1651-1695)

Llamada Sor Juana Inés de la Cruz. Nació como Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana en el Virreinato de Nueva España, actualmente México, pero entonces parte del imperio español. Es casi la única personalidad de relevancia de las letras hispanas durante el reinado de Carlos II, que fue muy pobre en este aspecto. Con 16 años se consagró a la vida religiosa. El 28º virrey de Nueva España, Tomás de la Cerda y Aragón, Grande de España, fue su mecenas. Sor Juana Inés murió en 1695, a causa de una epidemia. La obra de Sor Juana Inés mezcla ejemplarmente elementos del conceptismo y del culteranismo, tendencias que se habían tenido por irreconciliables.

  

Ante la ausencia


Divino dueño mío,
si al tiempo de partirme
tiene mi amante pecho
alientos de quejarse,
oye mis penas, mira mis males.

Aliéntese el dolor,
si puede lamentarse,
y a la vista de perderte
mi corazón exhale
llanto a la tierra, quejas al aire.

Apenas tus favores
quisieron coronarme,
dichoso más que todos,
felices como nadie,
cuando los gustos fueron pesares.

Sin duda el ser dichoso
es la culpa más grave,
pues mi fortuna adversa
dispone que la pague
con que a mis ojos tus luces falten,


¡Ay, dura ley de ausencia!
¿quién podrá derogarte,
si a donde yo no quiero
me llevas, sin llevarme,
con alma muerta, vivo cadáver?

¿Será de tus favores
sólo el corazón cárcel
por ser aun el silencio
si quiero que los guarde,
custodio indigno, sigilo frágil?

Y puesto que me ausento,
por el último vale
te prometo rendido
mi amor y fe constante,
siempre quererte, nunca olvidarte.



Poetas españoles de la época de los Austrias, IX: el Conde de Villamediana



Juan de Tassis y Peralta, II Conde de Villamediana 
(1581-1622)

Hijo de un funcionario, que fue ennoblecido por Felipe III como recompensa por sus servicios reorganizando el servicio postal. Recibió Juan de Tassis una excelente formación humanística y literaria de importantes preceptores. Fue nombrado Gentilhombre por Felipe III. Casó en 1601 con Doña Ana de Mendoza, descendiente del célebre Marqués de Santillana. Al morir su padre en 1607 heredó el título de Conde de Villamediana y el cargo de Correo Mayor del Reino. Sufrió dos destierros, por zaherir en sus escritos a importantes miembros de la nobleza. Tuvo numerosas amantes. Fue asesinado por ballesteros de Felipe IV, se cree que por haber cortejado a la mismísima reina. 



Silencio, en tu sepulcro deposito…

Silencio, en tu sepulcro deposito
ronca voz, pluma ciega y triste mano,
para que mi dolor no cante en vano
al viento dado ya, en la arena escrito.

Tumba y muerte de olvido solicito,
aunque de avisos más que de años cano,
donde hoy más que a la razón me allano,
y al tiempo le daré cuanto me quito.

Limitaré deseos y esperanzas,
y en el orbe de un claro desengaño
márgenes pondrá breves a mi vida,

para que no me venzan asechanzas
de quien intenta procurar mi daño
y ocasionó tan próvida huida.


Definición de la mujer

Es la mujer un mar todo fortuna,
una mudable vela a todo viento; 
es cometa de fácil movimiento,
sol en el rostro y en el alma luna.

Fe de enemigo sin lealtad ninguna,
breve descanso e inmortal tormento;
ligera más que el mismo pensamiento,
y de sufrir pesada e inoportuna.

Es más que un áspid arrogante y fiera;
a su gusto de cera derretida,
y al ajeno más dura que la palma;

es cobre dentro y oro de por fuera,
y es un dulce veneno de la vida
que nos mata sangrándonos el alma.








Poetas españoles de la época de los Austrias, VIII: Francisco de Quevedo


Retrato de Francisco de Quevedo, copia de un original de Velázquez.


Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos
(1580-1645)

Nació en Madrid, en el seno de una familia de hidalgos de origen cántabro. Sus dos progenitores ostentaban cargos en Palacio: su madre era dama de la Reina y su padre era secretario de la hermana de Felipe II, María de Austria. Quedó huérfano de padre a los seis años. Estudió con los jesuitas, y teología en la universidad de Alcalá. Fue rival de Góngora y amigo de Lope de Vega y de Cervantes. Tuvo una gran amistad con un Grande de España: Pedro Téllez-Girón, Gran Duque de Osuna, a quien acompañó a Italia como su secretario. En 1618 obtuvo el hábito de la Orden de Santiago. En 1620 se retiró a su señorío de la Torre de Juan Abad, comprado para él por su madre antes de fallecer. La llegada al trono de Felipe IV le otorga el favor real: en 1632 llegó a ser nombrado secretario del Rey. Luego cayó en desgracia y estuvo preso entre 1639 y 1643. En 1643, ya libre, se retira definitivamente a su señorío de la Torre de Juan Abad. Falleció en 1645.




Memoria inmortal de don Pedro Girón
-Duque de Osuna, muerto en la prisión-


Faltar pudo su patria al grande Osuna,
pero no a su defensa sus hazañas;
diéronle muerte y cárcel las Españas,
de quien él hizo esclava la Fortuna.

Lloraron sus envidias una a una
con las propias naciones las extrañas;
su tumba son de Flandes las campañas,
y su epitafio la sangrienta luna.

En sus exequias encendió al Vesubio
Parténope, y Trinacria al Mongibelo;
el llanto militar creció en diluvio.

Diole el mejor lugar Marte en su cielo;
la Mosa, el Rhin, el Tajo y el Danubio
murmuran con dolor su desconsuelo.



Miré los muros de la patria mía…


Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.

Salíme al campo: vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día.

Entré en mi casa, vi que amancillada
de anciana habitación era despojos;
mi báculo más corvo y menos fuerte.

Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.




Amor constante más allá de la muerte


Cerrar podrá mis ojos la postrera 
Sombra que me llevare el blanco día, 
Y podrá desatar esta alma mía 
Hora, a su afán ansioso lisonjera; 

Mas no de esotra parte en la ribera 
Dejará la memoria, en donde ardía: 
Nadar sabe mi llama el agua fría, 
Y perder el respeto a ley severa. 

Alma, a quien todo un dios prisión ha sido, 
Venas, que humor a tanto fuego han dado, 
Médulas, que han gloriosamente ardido, 

Su cuerpo dejará, no su cuidado; 
Serán ceniza, mas tendrá sentido; 
Polvo serán, mas polvo enamorado.



Ah de la vida...

"¡Ah de la vida!"... ¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
las Horas mi locura las esconde.

¡Que sin poder saber cómo ni a dónde
la salud y la edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.

Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado.

En el hoy y mañana y ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.

Poetas españoles de la época de los Austrias, VII: Lope de Vega


Retrato de Lope de Vega por Juan Van der Hamen (c. 1630).


Félix Lope de Vega y Carpio
(1562-1635)

Nació en Madrid en una familia humilde. De gran inteligencia, a los cinco años sabía leer en latín y en castellano. A esa misma edad escribía versos. A los once o doce componía comedias. Estudió con los jesuitas y luego en la universidad de Alcalá de Henares, aunque no logró allí ningún título. En 1583 se alistó en la marina, combatiendo en la batalla de la isla Terceira. Fue a la cárcel acusado de difamar a una dama que le había abandonado por otro. Reincidente, fue condenado a destierro. En 1588 raptó a su primera mujer, Isabel de Urbina, hija de un pintor de la Corte. Participó en el desastre de la Gran Armada o Armada Invencible, enrolado en uno de los barcos. 

De 1588 a 1590 vivió en Valencia. De 1590 a 1592 en Toledo, y luego sirvió en la corte del quinto duque de Alba, en Alba de Tormes, hasta 1595. En 1594 murió su mujer, Isabel de Urbina, tras dar a luz. En 1595 cumplió los ocho años de destierro de la Corte y volvió a Madrid. En 1598 se casó de nuevo, con Juana de Guardo. Vivió en Madrid hasta 1603, en que pasó a Sevilla. Tuvo numerosas amantes, e hijos de ellas, además de los hijos habidos en sus matrimonios: un total de quince descendientes. En 1612 murió Carlos Félix, uno de sus más queridos hijos, y en 1613 murió su segunda esposa, también tras dar a luz, como la primera. En 1614 decidió ordenarse sacerdote. En 1627 ingresó en la Orden de Malta. Murió en 1635. Fue uno de los más grandes autores, en cantidad y en calidad, de la literatura española de todos los tiempos.



Varios efectos del amor

Desmayarse, atreverse, estar furioso, 
áspero, tierno, liberal, esquivo, 
alentado, moral, difunto, vivo, 
leal, traidor, cobarde, animoso, 

No hallar, fuera del bien, centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, 
enojado, valiente, fugitivo, 
satisfecho, ofendido, receloso, 

Huir el rostro al claro desengaño, 
beber veneno por licor suave, 
olvidar el provecho, amar el daño; 

Creer que un cielo en un infierno cabe, 
dar a la vida y el alma un desengaño; 
esto es amor. Quien lo probó lo sabe.



Soneto de repente

Un soneto me manda hacer Violante; 
en mi vida me he visto en tal aprieto, 
catorce versos dicen que es soneto, 
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a la mitad de otro cuarteto; 
mas si me veo en el primer terceto, 
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando, 
y aún parece que entré con pie derecho, 
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo, y aún sospecho 
que estoy los trece versos acabando: 
contad si son catorce, y está hecho.



Vivas memorias, máquinas difuntas


Vivas memorias, máquinas difuntas,

 que cubre el tiempo de ceniza y hielo,
 formando cuevas, donde el eco al vuelo
 sólo del viento acaba las preguntas.

 Basas, columnas y arquitrabes juntas,
 ya divididas oprimiendo el suelo,
 soberbias torres, que al primero cielo
 osastes escalar con vuestras puntas.

 Si desde que en tal alto anfiteatro,
 representaste a Sagunto muerta,
 de gran tragedia pretendéis la palma;

 mirad de sólo un hombre en el teatro
 mayor ruina y perdición más cierta,
 que en fin sois piedra, y mi historia es alma.


Poetas españoles de la época de los Austrias, VI: Luis de Góngora


Retrato de Luis de Góngora, por Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1622).


Luis de Góngora y Argote
(1561-1627)

Era hijo de un juez del Santo Oficio –la Inquisición- y de una dama de la nobleza cordobesa. Estudió en la universidad de Salamanca. En 1617 el Rey Felipe III le nombró capellán real. Vivió en la Corte hasta 1626. Se arruinó por la compra de cargos para numerosos familiares. En 1626, arruinado y desmemoriado, regresó a su ciudad natal, Córdoba, donde murió. 


Ande yo caliente…

Ande yo caliente
y ríase la gente

Traten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno,
y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente,
y ríase la gente.

Coma en dorada vajilla
el príncipe mil cuidados
como píldoras dorados;
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en el asador reviente,
y ríase la gente.

Cuando cubra las montañas
de plata y nieve el enero,
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas,
y quien las dulces patrañas
del rey que rabió me cuente,
y ríase la gente.

Busque muy en hora buena
el mercader nuevos soles;
yo conchas y caracoles
entre la menuda arena,
escuchando a Filomena
sobre el chopo de la fuente,
y ríase la gente.

Pase a media noche el mar
y arda en amorosa llama
Leandro por ver su dama;
que yo más quiero pasar
de Yepes a Madrigar
la regalada corriente,
y ríase la gente.

Pues Amor es tan cruel,
que de Píramo y su amada
hace tálamo una espada,
do se junten ella y él,
sea mi Tisbe un pastel,
y la espada sea mi diente,
y ríase la gente.


Fabula de Polifemo y Galatea 
(fragmento)

Guarnición tosca de este escollo duro 
Troncos robustos son, a cuya greña 
Menos luz debe, menos aire puro 
La caverna profunda, que a la peña; 
Caliginoso lecho, el seno obscuro 
Ser de la negra noche nos lo enseña 
Infame turba de nocturnas aves, 
Gimiendo tristes y volando graves.
De este, pues, formidable de la tierra 
Bostezo, el melancólico vacío 
A Polifemo, horror de aquella sierra, 
Bárbara choza es, albergue umbrío 
Y redil espacioso donde encierra 
Cuanto las cumbres ásperas cabrío, 
De los montes esconde: copia bella 
Que un silbo junta y un peñasco sella.



Poetas españoles de la época de los Austrias, V: Miguel de Cervantes


Retrato de Miguel de Cervantes, atribuido a Juan de Jauregui (1600).


Miguel de Cervantes Saavedra 
(1547-1616)

Nació en Alcalá de Henares, hijo de un médico. Se sabe poco sobre su infancia y adolescencia. En 1566 se estableció en Madrid. En 1569 pasó a Italia, donde se empapó de la lírica de autores como Ariosto. Luego se hizo soldado y participó en la batalla de Lepanto, contra el imperio turco (1571). En 1575 fue capturado por los turcos y padeció cautiverio en Argel, hasta 1580. En Lepanto prefirió luchar con fiebre y arriesgarse a morir a permanecer bajo cubierta y ser tenido por cobarde, y en Argel prefirió padecer tortura antes que delatar a otros. Ambas cosas hablan de la clase extraordinaria de hombre que Cervantes era. Después trabajó como recaudador de impuestos. En 1597 es encarcelado en Sevilla, acusado de apropiarse de dinero público. En prisión engendró su obra magna, Don Quijote de la Mancha. En 1604, ya libre, se instala en Valladolid, Corte entonces del rey Felipe III, y en dicha ciudad se publica la primera parte del Quijote, en 1605. La segunda parte apareció diez años después. Poco después murió en Madrid, en 1616. Es muy conocido por ser el creador de la novela moderna, pero mucho menos como poeta. Él mismo no se tenía en mucha estima como tal, pero lo cierto es que produjo algunos buenos versos, como los que aquí reproducimos.



Elogio a Góngora

Aquel que tiene de escribir la llave,
con gracia y agudeza en tanto extremo, 
que su igual en el orbe no se sabe
es don Luis de Góngora, a quien temo
agraviar en mis cortas alabanzas,
aunque las suba al grado más supremo.





Al túmulo del Rey Felipe II en Sevilla

Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla,
porque ¿a quién no sorprende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?

Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla!
Roma triunfante en ánimo y nobleza.

Apostaré que el ánima del muerto
por gozar este sitio hoy ha dejado
la gloria donde vive eternamente.

Esto oyó un valentón, y dijo: Es cierto
cuanto dice voacé, seor soldado.
Y el que dijere lo contrario, miente.

Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuése, y no hubo nada.



Poetas españoles de la época de los Austrias, IV: Juan de la Cruz


Retrato de Juan de la Cruz, por Francisco Pacheco (c. 1599)


Juan de la Cruz 
(1542-1591)

Llamado San Juan de la Cruz. Su nombre de nacimiento era Juan de Yepes Álvarez. Nació en una familia humilde, cuya pobreza se incrementó al morir el padre, tejedor, cuando Juan tenía cuatro años. Estudió con los jesuitas y luego, a los 21 años, ingresó en la orden de los carmelitas. Fue amigo y colaborador de Teresa de Cepeda y Ahumada, santa también con el nombre de Santa Teresa de Jesús, y alumno de Fray Luis de León en la universidad de Salamanca. Fue encarcelado por querer reformar la orden carmelita. En prisión escribió, como Fray Luis de León, varios de sus poemas más conocidos. Sus restos descansan en Segovia.


Canciones del alma (I)

En una noche oscura,
con ansias en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada,

a oscuras y segura
por la secreta escala, disfrazada,
¡oh dichosa ventura!
a oscuras, encelada,
estando ya mi casa sosegada.

En la noche dichosa,
en secreto que nadie me veía
ni yo miraba cosa,
sin otra luz ni guía,
sino la que en el corazón ardía.

Aquesta me guiaba
más cierto que la luz de mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.


¡Oh noche, que guiaste!
¡Oh noche amable más que el alborada!
¡Oh noche, que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.

El aire del almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena,
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.

Quédeme y olvídeme.
el rostro recliné sobre el Amado;
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado

Poetas españoles de la época de los Austrias, III: Luis de León


Retrato de Luis de León por Francisco Pacheco (c. 1599).


Luis de León 
(1528-1591)

Llamado Fray Luis de León. Su padre era consejero regio, por lo que Fray Luis vivió su infancia en la Corte, entre Madrid y Valladolid. A los catorce años pasó a estudiar a Salamanca, de cuya universidad llegó a ser profesor. Ingresó en la orden de los agustinos en 1543. Estuvo en la cárcel por traducir partes de la Biblia al castellano sin licencia. En prisión escribió algunos de sus textos más conocidos. En la universidad tuvo como alumno a Juan de la Cruz, santo de la iglesia católica. Sus restos descansan en la universidad de Salamanca.



Al salir de la prisión

Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
¡Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado!
Y con pobre mesa y casa
en el campo deleitoso
a solas con su vida pasa;
con sólo Dios se acompasa,
ni envidiado ni envidioso.




Oda a la vida retirada

¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruido,
y sigue la escondida 
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!

Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio moro, en jaspes sustentado.

No cura si la fama
canta con voz su nombre pregonera;
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.


¿Qué presta a mi contento
si soy del vano dedo señalado,
si en busca de este viento
ando desalentado
con ansias vivas y mortal cuidado?



Poetas españoles de la época de los Austrias, II: Gutierre de Cetina


Retrato de Gutierre de Cetina, por Francisco Pacheco (c. 1599).


Gutierre de Cetina
(1520-1557)

Nacido en una familia noble, sirvió como soldado en Italia en época de Carlos I. En Italia leyó a poetas como Petrarca, Ariosto o Bembo, que le influyeron poderosamente. Fue amigo del Príncipe de Ascoli y del poeta Diego Hurtado de Mendoza. Murió en México, asesinado por un rival amoroso.



Madrigal

Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuando más piadosos
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos
¡Ay, tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.



Poetas españoles de la época de los Austrias, I: Diego Hurtado de Mendoza


Retrato de Diego Hurtado de Mendoza, autor anónimo.


Diego Hurtado de Mendoza 
(1503-1575)

De familia noble –su padre era el conde de Tendilla-. Diego Hurtado de Mendoza vivió en el palacio de La Alhambra, por ser su padre Capitán General del recién conquistado Reino de Granada y tener allí fijada su residencia. 
Fue embajador de España ante el Rey Enrique VIII de Inglaterra, ante la Serenísima República de Venecia y en el Concilio de Trento. Tras ser brevemente embajador en Roma fue nombrado gobernador de Siena, donde sofocó una rebelión. En 1556 recibió el hábito de la Orden de Alcántara. Sufrió destierro en tiempos de Felipe II. Combatió la rebelión de los moriscos del Reino de Granada. Fue amigo de Teresa de Jesús, santa de la iglesia católica. Algunas teorías le apuntan como autor de la célebre obra picaresca El Lazarillo de Tormes.


A una dama

Tu gracia, tu valor, tu hermosura
muestra de todo el cielo, retirada.
como cosa que está sobre natura,
ni pudiera ser vista ni pintada.

Pero yo, que en el alma tu figura
tengo, en humana forma abreviada,
tal hice retratarte de pintura
que el amor te dejó en ella estampada.

No por ambición vana o por memoria
tuya, o ya por manifestar mis males;
mas por verte más veces que te veo.

Y por sólo gozar de tanta gloria, 
Señora, con los ojos corporales,
Como con los del alma y el deseo.



miércoles, 25 de septiembre de 2013

César Vallejo, profesor


Imagen: César Vallejo joven, con la melena leonina de la que habla Ciro Alegría en su texto

El insigne poeta peruano, según la cronología incluida en la edición de sus poesías completas (editorial Visor, 2008), entró a trabajar como maestro de primero de primaria en el Colegio Nacional de San Juan, en 1915. Compaginaba este trabajo como maestro con sus estudios universitarios de Letras y de Jurisprudencia, y con la escritura y publicación de sus poemas en periódicos y publicaciones locales. Tenía entonces nuestro poeta unos 23 años. En el enlace que a continuación incluyo, Ciro Alegría, también insigne escritor peruano, cuenta como fue ser alumno de Vallejo entonces, hace unos cien años. Es un texto extraordinario, un testimonio que me parece valiosísimo y conmovedor. Disfrútenlo como yo lo he hecho:

CÉSAR VALLEJO, EDUCADOR

martes, 24 de septiembre de 2013

La romanidad, un sustrato común a los pueblos del Mediterráneo

Imagen: Mapa del Imperio Romano en 395

Dice José María Álvarez en Exiliado en el arte, el libro recién publicado de conversaciones en París con Alfredo Rodríguez, que en el Mediterráneo, en sus orillas, nació todo lo que nos hace seres civilizados. En ese espacio de civilidad coinciden Geografía e Historia: las tierras que rodean el Mediterráneo son las mismas que formaron el Imperio Romano. No en vano a este mar le llamaban los romanos el Mare Nostrum, nuestro mar. Desde Alejandría a Cádiz se formó y fortaleció durante siglos un espacio común de cultura y leyes. Las sucesivas invasiones de pueblos ajenos a ese espacio (germanos, árabes) no han eliminado, no hubieran podido hacerlo, ese sustrato común. Todos, por ello, en la orilla norte y en la sur de nuestro mar, somos, seguimos siendo, romanos. Todos, al menos, los que queremos un mundo regido por justas leyes, donde se ame y respete a los hombres cultos y a los frutos de su inteligencia. Es la romanidad.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Sobre la poesía



Poesía es la forma de subcreación o arte que usa el lenguaje como instrumento y que, como escribió Frank McCourt en "Las cenizas de Ángela" al hablar de su descubrimiento de Shakespeare, nos llena la boca de joyas, cuando la recitamos.

Las palabras de la poesía verdadera son de oro y de plata y de estuco veneciano pero son, a la vez, aere perennius, más perennes que el bronce.

domingo, 22 de septiembre de 2013

La atmósfera dantesca de un lejano gigante

En 1979 la sonda Voyager I, que hoy se encuentra fuera del sistema solar, pasó muy cerca de Júpiter. Realizó muchas fotos del gigante gaseoso y, sumándolas, resulta este estupendo vídeo o gif. Pinchen en el enlace para verlo: 

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/a3/790106-0203_Voyager_58M_to_31M_reduced.gif

miércoles, 18 de septiembre de 2013

De la renuncia


Se dice en el Tao Te King:

Quien se apega a las cosas
siembra su desdicha.

Y en el Dhammapada:

Es un brahmán quien se ha liberado de todos los vínculos humanos y celestiales.


Hay que saber despedirse de las cosas del mundo como el que borra las formas que antes dibujó en la arena.

Somos, cuando algo o alguien se hace nuestro, como el que dibuja en la arena.

Sepamos ser también el que impasible ve cómo se deshace el dibujo.

Somos también, para otros, un dibujo de arena, que la muerte deshace. Sepamos partir, disolvernos en el universo, nuestros átomos como granos en el viento cósmico, sin un lamento, como no se lamenta la arena cuando el viento la arrastra.

En el budismo theravada la renuncia (nekkhama) es una de las diez cualidades mentales que conducen a la iluminación.

En un universo en el que todo muere es una cualidad conforme al todo, una forma en que la mente, como un líquido, aprende a ajustarse a la naturaleza de su recipiente. Pues el cuerpo, recipiente de la mente, es inevitablemente mortal. Un ser que no sepa renunciar sufrirá, de todas formas, la pérdida de todo, de sí mismo. Mejor si sabe adaptarse a esa inevitabilidad.

Nacemos con un grito, sepamos morir serenamente.

-José Alfonso Pérez Martínez, 18 de septiembre de 2013-





Saludo a la comunidad de Paperblog


Desde ésta, todas las entradas de mi blog aparecerán en la comunidad o sitio participativo Paperblog. Me hace ilusión acceder a más personas, desearía que en este blog encontrarais textos que os interesaran. Veréis que mis temas favoritos son la literatura (en especial la poesía), la política, la sociedad, la filosofía... aunque también puedo comentar una película, un cómic o un avance científico. Nada humano me es ajeno, como escribió el comediógrafo latino Terencio. Un cordial saludo, amigos, nos leemos.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Defiende a cualquier precio tu libertad de conciencia


Para mí estas son palabras de oro, desde que las leí hace años. Se me clavaron dentro, y vivo a su dictado, procurando siempre salvaguardar de la masa, del rebaño, mi conciencia libre:




domingo, 15 de septiembre de 2013

Por la tolerancia política

Aquí tenéis dos canciones de dos grandes cantantes femeninas que me encantan: Russian Red y Nena Daconte. Las pongo como forma de apoyarlas, porque las dos han sido criticadas e insultadas por declararse de derechas (Russian Red) o por oponerse al aborto (Nena Daconte). Hay una gran intolerancia en la izquierda española, cualquiera que no comulgue con ellos es, por definición, un fascista. Quisiera traer a la palestra, para vuestra reflexión, al gran filósofo Voltaire, que escribió: "No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo". Ésa es la base de la democracia, la tolerancia política. Por supuesto, no hay que tolerar a los intolerantes, a las ideas de odio, pero querer acallar a personas por simplemente declararse de derechas o contrarias al aborto me parece que es un acto fascista. Ellos, tan progresistas, son los fascistas cuando hacen esto.





viernes, 13 de septiembre de 2013

Aclaración


ACLARACIÓN

Se postran cuantos puertos el mar baña
-Cervantes-

Si digo me postro ante Vallejo no se entienda como humillación, sino como en el poema de Cervantes se postran los otros puertos ante Cartagena: reconociendo su grandeza, mas con su propio orgullo.

Asímismo, yo también tengo mi propio orgullo de poeta, de puerto donde fondean las palabras y adquieren nuevo sentido, donde van a refugiarse del mar del uso común. 

Aunque pequeño, soy, existo, hago mía la palabra y la devuelvo al mundo.

-José Alfonso Pérez Martínez, 12 de septiembre de 2013-


jueves, 12 de septiembre de 2013

Un poema de César Vallejo


César Vallejo en Niza (1929)


Este poema del gran Vallejo ha sido reproducido ya en innumerables ocasiones, pero no me resisto a ponerlo también aquí. La estatura de Vallejo, inmensa, sigue dándonos sombra, 75 años después de su muerte. Desde este blog quisiera rendirme en sincero y postrado homenaje ante uno de los más grandes poetas que alguna vez respiraron, caminaron, escribieron sobre la tierra.


CONSIDERANDO EN FRÍO, IMPARCIALMENTE...

Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina...

Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa...

Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona...

Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...

Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo...

Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...

Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito...

le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado... Emocionado...




martes, 10 de septiembre de 2013

Una de las cosas más excitantes que vi en toda mi puñetera vida



El anuncio de Kylie Minogue para la firma inglesa de lencería Agent Provocateur. El anuncio, creo, ya tiene un tiempito, pero cada vez que lo veo me parece igual de excitante que la primera vez. En él la cantante australiana se contonea sensualísimamente sobre un toro mecánico, enfundada en delicada ropa interior. No puede haber más sexo, más provocación, en una pantalla. Que los productores del porno se guarden sus explícitos y gimnásticos  coitos, ante este derroche de erotismo no tienen nada que hacer. ¡Dale al play!

domingo, 8 de septiembre de 2013

"Calamidad y desperfectos", de Noelia Illán (2ª edición)


Cada poeta tiene derecho a rehacer su obra como le plazca. Noelia Illán ha vuelto a lanzar Calamidad y desperfectos quitando algunos poemas, añadiendo otros nuevos, y envolviéndolo todo en un nuevo formato, más profesional si se quiere. Lo que importa es que esta es su obra, es la obra con la que, para bien o para mal, Noelia Illán perdurará en el tiempo. Es una obra escrita, como dice su prologuista, el insigne novísimo José María Álvarez, con libertad y desparpajo, y mostrando la verdad de su autora. No es poco. Decía Borges que habrá escritores mejores, pero ninguno más encantador que Oscar Wilde. La obra de Noelia, además de libertad, desparpajo y verdad, también derrocha encanto. Porque ya lo decía John Keats: la verdad es belleza, y la belleza es verdad. 


miércoles, 4 de septiembre de 2013

Marco Aurelio


Arco triunfal de Marco Aurelio en Trípoli. 

A aquel emperador le hubiera seguido, hubiera sangrado por él incluso. Estoy leyendo (releyendo) ahora sus meditaciones. Era un alma nobilísima, por educación y por talante. Filósofo, bondadoso, respetuoso de sus mayores, de la ley, de las propiedades y de los derechos de los ciudadanos. Pasó largos años en el limes germano, combatiendo a los enemigos de Roma. Entre batalla y batalla, entre expedición y revista de tropas, escribía en su tienda, o en los pretorios de los campamentos, meditaciones valiosísimas que los hombres han conservado y transmitido como un auténtico tesoro de sabiduría hasta nuestros días. Es la cumbre del estoicismo clásico. Murió con 59 años. Su único error: ceder el imperio a su hijo Cómodo, un auténtico monstruo.

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