Reseña publicada originalmente en El blog de Nazgul, el 6 de septiembre de 2009
Gloria Swanson fue una gran estrella de los años 20 y 30 (Kenneth Anger cuenta en "Hollywood Babilonia" que la Swanson llegó a ganar, en el punto culminante de su estrellato, 900 mil dólares al año... ¡una fortuna increíble en aquella época!), pero nunca estuvo tan brillante como en esta película, ya en la recta final de su carrera. "El crepúsculo de los dioses" (mucho mejor el título español que el original, "Sunset Boulevard") es una de las mejores películas de la historia por la interpretación de la Swanson, que llevó a Barbara Stanwyck a arrodillarse ante ella y besar su vestido, tras el preestreno del film.
Dirigida por Billy Wilder, "El crepúsculo de los dioses" es un film que retrata uno de los aspectos oscuros de Hollywood: la forma en que se olvidan y se dejan de lado a actores y actrices tras elevarlos y convertirlos en estrellas, tras hacerles creer que son algo especial, casi semidioses. Es el caso de Norma Desmond, el personaje interpretado por Gloria Swanson, que vive en su vieja mansión, convertida en un templo consagrado a su gloria y creyéndose aún idolatrada, cuando lo cierto es que tanto los estudios como la gente la han olvidado en gran medida. A la mansión de Norma acude Joe Gillis (William Holden), un guionista sin fortuna acosado por las deudas, al que Norma convence para quedarse en su mansión y ayudarla a escribir un guión para la película que ella cree que la hará reaparecer. Gillis poco a poco se verá envuelto en las redes de Norma, que se enamorará del guionista.
El final, con Norma bajando las escaleras de su mansión, totalmente enloquecida y creyéndose en ese rodaje que deseó sin lograrlo, es una de las escenas más memorables de la historia del cine. La mirada y el gesto de la Swanson son el retrato más fidedigno de la locura que haya filmado nunca, tal vez, una cámara.
El film es también destacable porque aparecen destacados actores y directores de la época muda y de los inicios del sonoro, como Erich von Stroheim (interpretando a Max von Mayerling, el mayordomo de Norma),Cecil B. DeMille, Buster Keaton, Anna Q. Nilsson o H.B. Warner (interpretandose todos ellos a sí mismos, aunque dicen que Cecil B. DeMille no era tan amable con las estrellas en la realidad como lo es con el personaje de Norma en el film). También aparece interpretándose a sí misma Hedda Hopper, una "periodista" que hizo fortuna indagando en los trapos sucios de las estrellas de Hollywood. Vamos, una antecesora de los "periodistas" de los programas del corazón de hoy en día.
Una obra maestra de obligado visionado.
La memorable escena final:
Ventana externa
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