Reseña publicada originalmente en Que no amanece nadie el 9 de abril de 2009
Tras algunas plaquettes y colaboraciones en revistas y antologías, y tras nueve años de dirigir la (muy recomendable) revista El Coloquio de los Perros, el amigo Juan de Dios García (Cartagena, 1975) se planta en los estantes de las librerías con "Nómada", su primer poemario. Nómadas, en realidad, somos todos, incluso el que pasa toda su vida en la misma ciudad, ya que viajamos a través del tiempo, a través de los sentimientos... la vida es así un viaje, sobre todo interior. Esto es lo que "Nómada" es, un cuaderno de viaje que recoge postales, momentos elegidos de este viaje interior que es la vida.
En "Nómada" hay una celebración casi japonesa, casi zen, de la naturaleza ("Metamorfosis", "Otro canto", "Ártico", "Merzouga"), hay una celebración, también, del momento feliz o bello ("La lluvia en Bruselas", "Acantilado", "Escuchando cantar a Sheikh Yasîn", "Como Humbert Humbert, el académico"). En Nómada hay asímismo reflexiones sobre el paso del tiempo ("La cama") y en algunos de sus poemas la muerte asoma su faz de sombra y de polvo, pero no como algo temible sino como una parte natural del mundo, del ser de las cosas y de los seres ("Última lectura", "Determinación", "Postal de Évora"). En "Nómada", por haber, hay hasta algún haikú ("Postal de Osaka").
Vengan a ver las fotos y las postales que el amigo Juan de Dios ha elegido para nosotros tras treinta años de viaje interior. Sus ojos, su alma, convertidos en cámara fotográfica, saben captar los momentos más significativos. El visor de su cámara-alma está graduado en modo poeta, alerta, tembloroso, anonadado por la luz, por los cuerpos, por el cambio, por la vida toda y por la muerte.
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