INTERROGAS a la luz de la tarde,
pero nada te dice
ni de los misterios del mundo
ni de las honduras del alma tuya.
Resplandece la luz en los cristales
como ascuas de una hoguera primigenia.
Hundes tus pies en la arena,
te acercas al agua,
se recortan siluetas negras.
Se vacía tu corazón de pesares,
abrazas con calma la luz tan plena.
-José Alfonso Pérez Martínez, 1 de julio de 2010-
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