Por estar contigo

Blog personal de José Alfonso Pérez Martínez

"Estas líneas escribo,
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(Luis Cernuda)

jueves, 28 de julio de 2016

Cómo se formó España II: la Reconquista


Cuando los musulmanes invadieron Hispania en 711 acabaron con el reino de los godos. No sólo eso: en los últimos tiempos, tras la conversión de Recaredo y las leyes unificadoras de Recesvinto, se estaba produciendo un proceso de unión nacional, a partir de dos pueblos -el godo y el romano- se estaba creando uno solo. La invasión musulmana perturbó la evolución natural de este proceso, pero no la detuvo. Los cristianos que se negaron a vivir bajo el poder musulmán y que huyeron al norte, a Cantabria y Asturias, tuvieron que volver a empezar todo de nuevo. Los cristianos que se quedaron en ciudades como Sevilla o Toledo tuvieron que aprender a vivir bajo el yugo de un pueblo extraño y opresor. Se tardó 800 años en volver a tener un reino cristiano que pudiera llamarse Hispania, o España, como antes de la invasión. Fue un arduo y largo trabajo de muchas generaciones, que llamamos Reconquista.

Empezó en Asturias, en la cueva de Covadonga, cuando, en el año 722, tras varios años de victorias y conquistas musulmanas, los cristianos lograron su primera victoria. Tras la batalla nombraron a su líder, el noble godo Pelayo, rey, el primer rey de Asturias, reino humilde y pequeño que ostentó en cambio la grandeza y el orgullo de considerarse y ser heredero del reino de los godos y los romanos. Asturias, luego llamado León cuando se expandió algo más al sur a principios del siglo X, fue el reino que con más ahínco se implicó en la reconquista. Es un hecho que los otros reinos y territorios cristianos que fueron surgiendo tuvieron un impulso reconquistador mucho menor. Eso explica que a la postre, León -Castilla y Leon, tras unirse a Castilla- acabara siendo el reino más importante y más extenso de la península. La reconquista no fue una guerra contínua de ocho siglos, hubo períodos de tregua. Aunque hubo momentos de contraataque musulmán y recuperación por su parte de territorio perdido, en general la reconquista fue de avance contínuo cristiano, sobre todo a partir de que una coalición de reyes -Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra- venció a los musulmanes en la batalla de Las Navas de Tolosa -1212-. Tras dicha victoria decisiva la recuperación para la cristiandad de toda la península fue inevitable, tan sólo cuestión de tiempo. Se completó en 1492, cuando Isabel I, reina de Castilla y León, y Fernando II, rey de Aragón, entraron en la recién conquistada ciudad de Granada. En 1516 empezó el reinado del nieto de ambos, Carlos I, el primer rey, desde la derrota y muerte de Rodrigo en 711, que pudo titularse con justicia rey de España. En los mapas de la ilustración adjunta podeis ver la evolución de la reconquista entre el año 1031 y el 1300.

-JAPM-



Hitos de la reconquista:
722- Batalla de Covadonga. Victoria cristiana. Pelayo, proclamado primer rey de Asturias.

c. 910- El reino de Asturias alcanza la línea del río Duero. Se traslada la capital de Oviedo a León y se renombra el reino así, como "reino de León".

1085- Alfonso VI, rey de León, reconquista Toledo, la antigua capital de los godos.

1118- Alfonso I, rey de Aragón, reconquista Zaragoza.

1147- Alfonso I, rey de Portugal, reconquista Lisboa.

1148- Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, reconquista Tortosa.

1149- Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, reconquista Lérida.

1212- Batalla de Las Navas de Tolosa, decisiva victoria cristiana.

1229- Jaime I, rey de Aragón, reconquista Mallorca.

1235- Jaime I, rey de Aragón, reconquista Ibiza y Formentera.

1236- Fernando III, rey de Castilla-León, reconquista Córdoba.

1238- Jaime I, rey de Aragón, reconquista Valencia.

1244- Fernando III, rey de Castilla-León, reconquista Cartagena.

1246- Fernando III, rey de Castilla-León, reconquista Jaén.

1248- Fernando III, rey de Castilla-León, reconquista Sevilla.

1287- Alfonso III, rey de Aragón, reconquista Menorca.

1492- Isabel I, reina de Castilla-León, reconquista Granada. Fin de la reconquista.

domingo, 24 de julio de 2016

Cómo se formó España I: La Hispania visigoda


Hemos visto cómo diversos pueblos de Germania (Alemania) se introducían en el Imperio Romano de Occidente y fundaban reinos en su territorio. Los visigodos lo hicieron en 418, reinando Walia. Su capital estaba en Tolosa (Toulouse, en el sur de la actual Francia). Además de por Galia extendieron su poder sobre Hispania. Walia murió nada más establecerse en Tolosa con su corte. Su sucesor fue Teodorico I, que reinó hasta 451. Teodorico murió en la batalla de los Campos Catalaúnicos, en la que hemos visto que visigodos y romanos, juntos, vencieron a Atila, el rey de los hunos, un salvaje pueblo procedente de las estepas asiáticas. En el mismo campo de batalla los visigodos aclamaron a Turismundo, hijo de Teodorico, como nuevo rey. Reinó brevemente, y fue sucedido en 453 por su hermano Teodorico II. En 466 Eurico sucedió a Teodorico II. Eurico era el rey de los visigodos del reino de Tolosa cuando el último emperador fue destituido por Odoacro, en 476. No queriendo Odoacro ostentar el título de emperador Eurico consideró que la relación de vasallaje o colaboración del reino godo con los gobernantes de Italia había terminado, y que el reino godo ya era totalmente independiente. En tiempos de Eurico el reino de Tolosa era el más poderoso de Europa, se extendía por gran parte de Galia e Hispania. En 484 Eurico murió y le sucedió Alarico II. En 486 el romano Siagrio, que mantenía un reino en el norte de Galia, fue derrotado por los francos. Los francos se anexionaron el reino de Siagrio, que incluía ciudades tan importantes como Soissons o París. Los francos,insaciables, quisieron conquistar también el resto de Galia, y no pararon hasta que derrotaron a los godos en la batalla de Vouillé (507), en la que Alarico II murió. Los visigodos perdieron por esta batalla casi todas sus posesiones galas, y tuvieron que pasar a Hispania. 

Bajo el nuevo rey, Gesaleico, la corte se trasladó primero a Narbona y luego a Barcelona. Tras la muerte de Gesaleico el reino visigodo quedó hasta el 526 bajo el control de Teodorico el Grande, el rey ostrogodo que se había convertido en rey de Italia tras vencer a Odoacro. Teudis, el rey que reinó de 531 a 548, vio como los romanos de Oriente, que bajo el reinado de Justiniano pretendían recuperar para el imperio los territorios occidentales, conquistaban el vecino reino de los vándalos en África. Fue Agila I, rey de 549 a 554, quien tuvo que enfrentarse a los imperiales en el sur de Hispania. Bajo el reinado de Atanagildo (555-567) fue cuando se creó la provincia bizantina de Spania, con capital en Carthago Nova (Cartagena). Los bizantinos (romanos orientales) se mantuvieron poco tiempo en el sur de Hispania, hasta principios del siglo VII. Atanagildo estableció la capital goda en Toledo. 

De 572 a 586 gobernó Leovigildo. Mantuvo guerras contra los vascones en el norte, contra los bizantinos en el sur, contra los suevos de Galicia, contra los francos y contra su propio hijo, Hermenegildo. Leovigildo conquistó el reino suevo en 585, anexionándolo al reino godo. Leovigildo fue el último rey visigodo arriano (recordad que en época de Constantino I el arrianismo había quedado prohibido en el imperio romano. Arrio huyó a Germania y se dedicó a cristianizar a los germanos, pero de su particular versión del cristianismo. Esto había generado tensiones entre los godos arrianos y la población hispanoromana, católica). Su hijo Recaredo I, rey del 586 al 601, se convirtió al catolicismo. En la foto que ilustra este artículo podéis ver un detalle del cuadro que representa la conversión de Recaredo, es una obra de Antonio Muñoz Degrain, de 1888. Esta conversión, y la de muchos otros godos, facilitó las relaciones entre el pequeño pueblo gobernante, los visigodos, y el mucho más numeroso pueblo gobernado, los hispanoromanos. Ya se habían facilitado cuando Leovigildo decretó una ley que permitía los matrimonios entre godos y romanas, o entre romanos y godas. Se estaban poniendo las bases para hacer de ambos pueblos uno solo. 

Los sucesores de Recaredo combatieron a cántabros y vascones, y a los bizantinos, a quienes se logró expulsar. Bajo Suintila (621-631) toda la península formó parte del reino visigodo. Chindasvinto (642-653) saneó el Estado, combatió la corrupción, sofocó revueltas e impulsó nuevas leyes. Pese a que era un anciano de 79 años al acceder al trono supo imponer su autoridad a todo el mundo. Entre él y su hijo y sucesor Recesvinto (653-672) crearon un cuerpo de leyes comunes a godos y romanos, el Liber Iudiciorum o Código de Recesvinto. Ya no había dos derechos, sino uno solo para todo el mundo.Con Recesvinto además se proclamó el imperio de la ley: todo el mundo, hasta el rey, debería de someterse en adelante a lo dispuesto en las leyes.

Los sucesores de Recesvinto persiguieron a los judíos y se enfrentaron a los nobles. Se vivió una auténtica decadencia política y moral del reino. El último rey, Rodrigo (710-711) fue derrotado y muerto por los musulmanes en la batalla del río Guadalete, tras de lo cual invadieron Hispania. Muchos visigodos huyeron al norte, en donde surgió pronto un núcleo de resistencia en torno al noble Pelayo. Hablaremos de ello en el próximo artículo.

-JAPM-

sábado, 23 de julio de 2016

Historia de Roma V: La caída del Imperio Romano de Occidente


En 395, como vimos, se produjo la muerte de Teodosio I y la división definitiva del imperio. En Occidente quedó como emperador su hijo Honorio, que era apenas un niño de 13 años. La regencia quedó a cargo de Estilicón, un general de orígen vándalo. En 402 la capital se trasladó de Milán a Rávena (en Roma hacía décadas que ya no vivían los emperadores). El traslado de Milán a Rávena se produjo porque cada vez se producían más ataques de saqueo sobre Italia por parte de diversos pueblos germanos y Rávena era un lugar más seguro para albergar al emperador y a su gobierno. La medida resultó acertada cuando entre 405 y 406 un conjunto de ataques, mucho más fuertes, dirigidos por el ostrogodo Radagaiso, asoló Italia. Al final Estilicón logró derrotar a Radagaiso. Sin embargo ese mismo 406, el 31 de diciembre para ser exactos, un nuevo gran problema surgió: una gran oleada de pueblos germanos (alanos, suevos, vándalos) había roto la frontera en el Rhin e invadido la Galia. En 409 llegaron a Hispania. Pero, mientras, Honorio cometió un gran error: en 408 condenó a muerte a Estilicón,el único general realmente capaz que tenía. Nada pudo impedir que Alarico I, rey de los visigodos, saqueara la mismísima ciudad de Roma en 410. Se tuvo una sensación de fin de muchas cosas, de ruina de la civilización. En 411 Hermerico, rey de los suevos, fundó un reino en Gallaecia (Hispania). Fue el primer reino germano fundado en Occidente. En 418 le siguió otro: los visigodos fundaron uno con capital en la actual Toulouse, que se extendió por gran parte de Galia e Hispania. 

A la muerte de Honorio en 423 le sucedió Valentiniano III. Era hijo de Gala Placidia, hermana de Honorio. Nieto, por tanto, de Teodosio I. La regencia (pues el emperador era de corta edad) la ostentó primero su madre, Gala Placidia, y luego, desde 433, el general Flavio Aecio. En 439 los vándalos conquistaron África (los territorios romanos de África). En 446 las legiones romanas abandonaron Britania, se consideró que hacían más falta en Italia: para salvar el centro, se sacrificaron los extremos. En 451 los romanos, dirigidos por Aecio, con ayuda de los visigodos y de los burgundios, vencieron a Atila, rey de los hunos, en la batalla de los Campos Catalaúnicos. Si recordaís, los visigodos habían entrado en territorio del imperio huyendo de los hunos, y en 378 habían causado la muerte del emperador Valente, que trató de impedirlo. Los visigodos quedaron así, entonces, asentados dentro del imperio y los hunos en el Danubio, amenazando sus fronteras. Ahora, en 451, casi un siglo después, por fin los hunos eran derrotados. En 453 se produjo la muerte de Atila. En 454 Valentiniano III cometió el mismo error que cometió Honorio al eliminar a Estilicón: asesinó a Aecio, su mejor general. Poco después, en 455, el propio Valentiniano III fue asesinado. 

En 455 reinó muy brevemente Petronio Máximo. Roma fue saqueada por los vándalos de Gensérico. El saqueo no fue tan salvaje como el de los visigodos en 410 gracias a las súplicas del Papa. 

Entre 455 y 456 reinó Avito. Reconquistó Panonia, pero no pudo vencer a los vándalos. Fue depuesto y luego asesinado.
 
Entre 457 y 461 reinó Mayoriano, que fue derrotado cuando preparaba una expedición naval para recuperar África. La flota, reunida en Cartagena, fue incendiada en parte y capturada el resto por los vándalos. Mayoriano fue, como Avito, depuesto y luego asesinado. Durante el reinado de Avito cobró poder como magister militum (jefe del ejército) el germano Ricimero, que llegó a poner y quitar emperadores hasta el año 472.

Entre 461 y 465 reinó Libio Severo, y entre 467 y 472 Procopio Antemio. A este último el rey visigodo Eurico le derrotó, quitándole ciudades en Galia para anexionarlas a su reino. En 468 una nueva expedición contra los vándalos de África también fracasó. 

Tras varios breves reinados (Anicio Olibrio, Glicerio, Julio Nepote) fue nombrado en 475 el último emperador: Rómulo Augústulo, hijo del patricio Orestes. Fue depuesto por Odoacro, rey de los hérulos, que no quiso ser emperador. Se conformó con ser rey de Italia y envió las insignias imperiales de Occidente a Constantinopla. Odoacro fue rey de Italia hasta que fue vencido y sucedido por el ostrogodo Teodorico, en 493. Así, con la perdida del último territorio imperial en Occidente, Italia, toda su original extensión quedó dividida en reinos bárbaros: los suevos en Gallaecia (Hispania) desde 409, los visigodos en Galia e Hispania desde 418, los vándalos en África desde 429, los burgundios en el valle del Ródano desde 443, los jutos en Kent (Britania) en 455 (recordemos que las legiones habían abandonado Britania en 446), y los hérulos en Italia en 476. Sólo al norte de Galia quedó un reducto romano, el reino de Siagrio. En el mapa que acompaña este artículo podéis ver cómo quedó conformada políticamente Europa occidental en 476.

Tras la caída del último emperador en 476 otros pueblos pasaron al territorio del antiguo imperio y fundaron aún más reinos: los sajones en Sussex (Britania) en 477, los francos en el norte de Galia en 486 (tras vencer a Siagrio), los ostrógodos en Italia en 493 (tras vencer, como dijimos, a Odoacro). Sajones y anglos aún fundaron más reinos en Britania después del 500, pese a la oposición de líderes britanos como el legendario rey Arturo. 

De todos estos reinos germanos surgieron posteriormente las modernas naciones de Europa occidental. 

-JAPM-


jueves, 21 de julio de 2016

Historia de Roma IV: El triunfo del cristianismo y la división del imperio.


Diocleciano, como dijimos, empezó a gobernar en 284. Combatió a los sármatas y a los alamanes, e hizo la paz con los persas. Reformó la administración. Sus reformas, creen algunos, hicieron posible que el Imperio perviviese más de un siglo y medio después de él. Persiguió con saña a los cristianos (aunque ésta fue, como veremos, la última persecución que sufrieron). Fue, por último, el primer emperador que abdicó: en 305 dejó el poder y se retiró a su palacio de Spalatum (Split, en la actual Croacia).

Tras Diocleciano hubo un poco de confusión política, hasta que Constantino I empezó a imponerse como el dueño de Roma: en 312 venció a Majencio en la batalla de Puente Milvio, y a Licinio en 324. En 313, por el Edicto de Milán, Constantino legalizó el cristianismo, lo convirtió en "religio licita" (religión permitida). Refundó la ciudad de Bizancio, sita en donde Europa y Asia, el Mar Mediterráneo y el Mar Negro, se encuentran. La llamó Constantinopla y la embelleció y engrandeció para que fuera una segunda Roma. Convocó el Concilio de Nicea en 325, en el que se condenó el cristianismo arriano y se estableció como verdadero el católico o "niceno". Fue bautizado en su lecho de muerte. En la foto que ilustra este artículo podemos ver los restos de la estatua colosal de Constantino que se encontraba en la basílica de Majencio, en Roma.

Tras morir Constantino en 337 gobernaron sus tres hijos. El que más vivió fue Constancio II, que derrotó al usurpador Magnencio, a los alamanes, a los cuados y a los sármatas, y que murió cuando se preparaba para combatir a su primo Juliano, a quien habían proclamado Augusto en Galia. 

Tras la muerte de Constancio II en 361 gobernó Juliano, llamado el Apóstata porque renunció al cristianismo y se proclamó pagano y neoplatónico. Intentó restaurar el paganismo, y, sin perseguir a los cristianos, controlar sus impulsos intolerantes (el clero cristiano, tras verse legalizado, había empezado a hostigar y perseguir a los paganos, a destruir incluso sus templos). Su muerte en combate en Persia impidió la continuación de sus planes. 

Tras Juliano el imperio se dividió. En la parte occidental gobernó Valentiniano I, un buen emperador, que combatió a burgundios, sajones y alamanes, y, en Escocia, a pictos y escotos. Fundó escuelas, y proporcionó atención médica a los pobres. Permitió la libertad religiosa, y combatió los abusos del clero. 

Después de los reinados de Graciano y de Valentiniano II en Occidente (vamos a centrarnos en esta parte, pues la oriental empieza en esta época una historia separada que se prolongó mil años) llegó al poder el hispano Teodosio I. Él empezó a gobernar en Oriente, pero tras la muerte de Valentiniano II se hizo también con el poder en Occidente. Fue el último emperador que gobernó sobre todo el imperio: a su muerte las dos mitades se separaron para siempre. En 380 Teodosio hizo del cristianismo católico la religión oficial del imperio (Edicto de Tesalónica). Fue la muerte prácticamente definitiva del viejo paganismo. En 388 venció al usurpador Máximo, y en 394 a otro usurpador, Eugenio. En 395 murió. En su testamento dejó el Imperio de Oriente a su hijo Arcadio, y el de Occidente a su otro hijo, Honorio. En el siguiente artículo hablaremos de Honorio y sus sucesores, en los últimos 80 años del imperio. Veremos como cayó Roma en poder de los germanos, y cómo el Imperio de Occidente fue dividido en reinos bárbaros. 

-JAPM-


miércoles, 20 de julio de 2016

Historia de Roma III: Imperio (de Nerva a Diocleciano)



A la muerte de Domiciano en el año 96 fue proclamado emperador Nerva. De avanzada edad, no tuvo tiempo de hacer mucho, pero dejó gran recuerdo por su bondad. Fue el primero de los "Cinco buenos emperadores", como les llamó el historiador Edward Gibbon. En la foto que ilustra este artículo aparecen los bustos de los cinco, de izquierda a derecha: Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio. Ellos respetaron las vidas, propiedades y derechos de los ciudadanos y llevaron a Roma a su edad de oro. 

El segundo de estos cinco fue Trajano, el primer emperador nacido fuera de Italia (era hispano). Trajano conquistó la Dacia (Rumanía). Tras él gobernó Adriano, también hispano. Él mandó construir el famoso muro de Adriano en Britania, para proteger la provincia de Britania de los ataques de los salvajes de Caledonia (hoy, Escocia). 

Antonino Pío fue el siguiente emperador. Él promovió las artes y las ciencias, y construyó en Britania otro muro. Marco Aurelio, su sucesor, fue el último de los cinco buenos emperadores. Además de emperador de Roma fue filósofo. Contra sus tendencias naturales (él hubiera preferido dedicarse en exclusiva a la lectura y el estudio) tuvo que pasar mucho tiempo en el norte, combatiendo a los germanos. Cuando murió, el año 180, fue proclamado emperador su hijo Cómodo, quien resultó ser un loco, como Calígula, y que acabó como él.

El siguiente emperador importante fue Septimio Severo, que gobernó entre el 193 y el 211. Combatió y venció a los persas, enemigos de Roma en Asia. Reforzó el muro de Adriano y combatió la corrupción en la política. Le sucedió su hijo Caracalla, que extendió la ciudadanía romana a todos los hombres libres de las provincias y que mandó construir unas gigantescas termas (baños públicos) en la capital del imperio. Heliogábalo gobernó después, y resultó ser otro loco, que murió, como Calígula y Cómodo, asesinado. Alejandro Severo fue el último de esta dinastía de los Severos. Combatió a los persas, y murió asesinado por sus soldados.

Tras el asesinato de Alejandro Severo en 235 comenzó un periodo de unos 50 años llamado "crisis del siglo III" o "anarquía militar", en la que, en tan breve tiempo, gobernaron unos 26 emperadores. Roma perdió territorios al este y al oeste, y los emperadores eran elegidos directamente por los soldados, sin que el Senado tuviera voz ni voto. El cargo llegó (nunca Roma cayó más bajo) a venderse al mejor postor. 

El primer emperador de esta etapa fue Maximino el Tracio. Fue el primer emperador de orígen bárbaro, era un gigante de 2'59 metros y fuerza prodigiosaque fue elegido por los asesinos de Alejandro Severo. Maximiano despreció al Senado y nunca puso el pie en la ciudad de Roma. 

Bajo el reinado de Filipo el Árabe, en 247, se celebraron los mil años de Roma, el milenio transcurrido desde su fundación. Tras Filipo gobernó brevemente Decio. Él persiguió a los cristianos y combatió a los godos, que saqueaban las provincias de Mesia y Tracia. Pero los godos le vencieron y mataron, Decio fue el primer emperador fallecido en combate.

Tras Decio gobernó Valeriano. En su época los germanos saquearon Galia, llegando hasta Hispania incluso. Un general, Póstumo, creó un Estado independiente en Galia, el Imperio Galo. Valeriano persiguió, como Decio, a los cristianos, y combatió a los persas, que le hicieron prisionero y le ejecutaron en el año 260. 

Claudio II, llamado Gótico, venció a los alamanes y a los godos. Empezó la recuperación de Roma, que continuó su sucesor, Aureliano, que derrotó a los alamanes, a los godos y a los vándalos, y reconquistó para Roma los territorios perdidos en años anteriores: el Imperio Galo al oeste y el Imperio de Palmira al este. También decidió que Roma abandonara Dacia, conquistada por Trajano un siglo y medio antes. 

Tras Aureliano gobernaron una serie de breves emperadores, hasta que uno, Diocleciano, proclamado en 284, logró hacerse fuerte y terminar con la inestabilidad definitivamente. Hablaremos de él y de sus sucesores en el siguiente artículo.

-JAPM-


Historia de Roma II: Imperio (hasta la muerte de Domiciano)


Dijimos que en el año 27 antes de Cristo Octavio Augusto se convirtió en el primer emperador. En realidad la república, en teoría, seguía existiendo: seguían existiendo el Senado, los cónsules, los tribunos, todas las instituciones republicanas. Lo que hizo Octavio fue, simplemente, colocarse a la cabeza de todo ello, como una especie de supremo supervisor, para evitar el regreso de las luchas políticas y la anarquía de los últimos tiempos de la república. Octavio, pues, logró traer el orden a Roma. Este artículo está ilustrado con una escultura que le representa, el "Augusto de Prima Porta". Intentó conquistar Germania (Alemania), pero fracasó. A raíz de ello la frontera norte de Roma quedó establecida en la línea que forman los ríos Rhin y Danubio. En tiempos de Octavio Augusto nació en Palestina Jesucristo, aunque el hecho pasó totalmente inadvertido. Tras unos cuarenta años de ostentar el poder Octavio falleció el año 14 después de Cristo.

Le sucedió Tiberio. A éste, a su vez, le sucedió Calígula, un loco a quien los romanos aborrecieron hasta el punto de llegar a matarle.

Tras Calígula gobernó Claudio, en cuya época Roma conquistó casi toda la isla de Britania (que ahora conocemos como Gran Bretaña). Tras Claudio gobernó Nerón, en cuya época un terrible incendio destruyó la ciudad de Roma. De dicho incendio fue culpada, al parecer injustamente, la nueva comunidad de los cristianos. Con Nerón acabó la dinastía Julio-Claudia, en el año 68.

El año siguiente, el 69, es conocido como "el año de los cuatro emperadores", pues lo empezó Galba, lo siguieron Otón y Vitelio y lo terminó Vespasiano, el fundador de una nueva dinastía, la Flavia.

Los emperadores Flavios fueron tres: Vespasiano, Tito y Domiciano. En sus tiempos se construyó el famoso anfiteatro llamado Coliseo, también hubo una revuelta judía en Jerusalén que fue severamente reprimida, y la erupción del volcán Vesubio, que destruyó las ciudades de Pompeya y Herculano. Con la muerte de Domiciano en el año 96 acabó la dinastía de los Flavios.

-JAPM-

Historia de Roma I: Monarquía y República


No es fácil saber cuándo se fundó Roma. Cuando los romanos empezaron a preguntarse sobre los orígenes de su propia ciudad decidieron que había sido fundada por Rómulo, su primer rey, descendiente de Eneas, héroe de la guerra de Troya, en el año 753 antes de Cristo. En realidad no se sabe en qué año exacto se fundó, y tampoco sabemos cuánto de real y cuánto de legendarios tienen los personajes de Eneas o de Rómulo. 

En todo caso parece que en los primeros tiempos de Roma la ciudad-Estado estuvo regida por reyes. La tradición dice que fueron siete, hasta que los romanos expulsaron al último, Tarquino el Soberbio, en el año 509 antes de Cristo. Entonces los romanos fundaron un régimen republicano, en el que dos magistrados elegidos llamados "cónsules" ostentaban el poder supremo durante un año. Los cónsules eran elegidos de entre los ciudadanos más ricos de Roma, o "patricios". Los pobres estuvieron reclamando tener también representantes y al final lo lograron: los representantes de los pobres o "plebeyos" en el Senado se llamaron tribunos. El tribuno del pueblo, o de la plebe, como los cónsules, tenía mucho poder, y su figura debía de ser respetada.

Roma al principio ocupaba muy poco espacio. Con el crecimiento de la población cada vez necesitaron más tierras de cultivo y las lograban venciendo a sus vecinos e incorporándolos al Estado. Lo cual creaba nuevas necesidades de terreno que se solucionaban con nuevas conquistas. Así fueron vencidos los etruscos, los volscos o los samnitas, pueblos que como los romanos vivían en la península italiana. Al final Roma dominó toda la península. Llegó un momento en que chocó contra su primer gran enemigo no itálico: Carthago. Carthago era una ciudad-Estado, como Roma, pero situada en el norte de África. Roma y Carthago chocaron por el dominio de Sicilia y de España (entonces llamada Hispania) en las llamadas guerras púnicas (del 264 antes de Cristo al 146 antes de Cristo). Al final el gran general cartaginés Anibal fue derrotado y Roma se convirtió en la gran potencia dominadora del occidente del Mediterráneo. 

Tras la derrota de Carthago vino una época de inestabilidad: los políticos representantes de los plebeyos y los de los patricios empezaron a luchar por dominar Roma. Se sucedieron dictadores: Sila, Mario... Al final Julio César, un representante del partido del pueblo, logró ser proclamado dictador. César conquistó para Roma la Galia, la tierra que hoy llamamos Francia. Pero César fue asesinado en el año 44 antes de Cristo por un grupo de senadores que temían que César, que ya tenía mucho poder, quisiera aún más y acabara proclamándose rey. En la foto que ilustra este artículo Marco Antonio, amigo de César (interpretado aquí por el actor Marlon Brando), se dispone a mostrar a los romanos el cuerpo de César.

La muerte de César originó una guerra entre sus asesinos y los amigos de César, que éstos acabaron ganando. De esta guerra surgió como nuevo hombre poderoso Octavio, hijo de una sobrina de César. En el año 27 antes de Cristo, habiendo vencido a todos sus enemigos, Octavio añadió a su nombre el de Augusto, un nombre hasta ese momento reservado al dios Júpiter. Octavio Augusto fue el primer Augusto, el primer emperador de Roma. Empezaba así una nueva etapa, que trataremos en el próximo capítulo. 

-JAPM-


lunes, 18 de julio de 2016

Un poco de Historia


El Rey Felipe IV tuvo siete hijos de su primer matrimonio, cinco hijos de su segundo matrimonio (entre estos, Carlos II, el siguiente Rey de España) y unos treinta hijos ilegítimos. Fue, seguramente, el rey de España que más hijos tuvo (más de cuarenta, se dice pronto). Sin embargo su hijo Carlos II no logró tener ninguno. La continuidad de la línea dinástica se salvó gracias a María Teresa, hija de Felipe IV y hermana por tanto de Carlos II, que casó con Luis XIV, Rey de Francia. De este matrimonio nació Luis, llamado el Gran Delfín, padre a su vez de Felipe V, el primer Rey de España de la Casa de Borbón. Felipe V tuvo que combatir por el trono, pues los parientes austriacos de Carlos II alegaron derechos. Fue la llamada "guerra de sucesión", una guerra civil española a principios del siglo XVIII a la vez que guerra europea (Francia contra Austria). El apoyo inglés a sus pretensiones lo pagó Felipe V cediendo Gibraltar y Menorca a Gran Bretaña. Menorca la recuperamos luego, Gibraltar, como es sabido, no.


 Retrato de Felipe IV, por Velázquez


Retrato de Carlos II, por Juan Carreño de Miranda


 Retrato de María Teresa de Austria, por Velázquez


Retrato de Luis XIV de Francia, por Hyacinthe Rigaud

Retrato de Luis, el Gran Delfín, por Hyacinthe Rigaud

Retrato de Felipe V, por Louis Michel Van Loo

Un poema de Miguel Floriano


Miguel Floriano es ya un gran poeta, pese a su juventud (nació en 1992). Su lenguaje es claro pero trabajado, como un diamante de pulidas facetas. El siguiente poema pertenece a su más reciente poemario, Claudicaciones, publicado hace pocas semanas por la editorial Renacimiento. 


CONTRAPICADO


Cuando te quitas el vestido azul de seda
desnudas nuestro baile y una música
de timbales frenéticos comienza,
orgullosa Minerva cotidiana.
El fantasma que fui pierde su nombre
cuando las yemas de tus dedos
emulan en mi espalda la implacable marcha
de los jinetes de Escipión sobre Cartago.
Porque hay más deleite en el prodigio
de ser mirada en ti, de estar absorto
en este tiempo sin presencia
que en acudir al mundo irreverente,
porque todos ignoran que ya soy más sabio
cuando en una estocada prodigiosa
me abres en el hombro una herida heroica,
y su ardor sin usura la razón ajusticia.
Ámame sin descanso, deja que arda
la torre de mi cuerpo mientras otros
navíos se encaminan, sin gobierno,
hacia los fondeaderos del hastío, 
que yo pregonaré nuestra victoria a tu partida,
que yo coronaré nuestra conquista
con voz amada y verso amante.

(c) Miguel Floriano Traseira


viernes, 15 de julio de 2016

De libros de la Francia


Amo mi biblioteca. En mi casa no hay joyas ni dinero, sólo libros. Las mejores mentes de Occidente están en mis estanterías. Y, por supuesto, entre ellos, los franceses: los poetas (Apollinaire, Rimbaud, Baudelaire, El cementerio marino de Válery, Lautréamont, Jouve, Pierre Louys), El principito de Saint-Exúpery, las Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar, Voltaire (su Tratado sobre la tolerancia, su Filosofía de la Historia), varias ediciones de Montaigne (incluida una de 1917 de la legendaria editorial Calleja), el libro sobre la decadencia y ruina del imperio romano que escribió Montesquieu, algunas obras del filósofo ateo y hedonista Michel Onfray, las memorias de Napoleón, la Description de l'Egypte (el libro, de hermosísimas láminas, que inauguró la ciencia de la egiptología, yo lo tengo en una preciosa edición de Taschen), Chateaubriand... 

Para aquellos que creen que los países han de regirse por su único libro, el Corán, la prolijidad de libros de la Francia y su secular laicismo son una ofensa, un crímen. Para mí, un motivo poderoso para amar ese país. También lo creyeron otros no franceses: el austríaco Zweig, que dedicó libros a Fouché o a María Antonieta, o mi maestro Álvarez, que le dedicó uno a Talleyrand, y que tiene casa en París. O el rumano Cioran, que se hizo francés y que en Sobre Francia escribió, entre otras cosas, esto:

Francia es Nuestra Señora de París reflejada en el Sena: una catedral que rechaza el cielo.


lunes, 11 de julio de 2016

Ragnarök 1: El último dios en pie



He leído "El último dios en pie", el tomo que recopila los primeros 6 números americanos de Ragnarök, la nueva serie del maestro Walter Simonson. Simonson se hizo famoso por los números que en los 80 hizo para la serie de Thor, de Marvel. Con Ragnarök vuelve a la mitología nórdica, vuelve a Thor, pero esta vez el enfoque es diferente, más oscuro y desesperanzado. Cuando empieza la serie el Ragnarök (el apocalipsis nórdico) ha ocurrido. Los dioses de Asgard han muerto, y la luna y el sol han desaparecido. En su lugar hay un contínuo crepúsculo, y toda la historia es así, como un western crepuscular, como la historia de un vaquero que volviera a casa y encontrara a su familia asesinada por los indios. Ha ocurrido el Ragnarök, pues, y los enemigos de los dioses viven. Thor es el único dios en pie, como dice el título, aunque convertido en una especie de zombie. Estos primeros números de la serie narran el inicio de su cruzada para lograr vengarse de los asesinos de los dioses, en especial de Surtur. No hay nadie que logre crear relatos inspirados en antiguos mitos como lo hace Simonson, él logra darles nuevos enfoques sumamente atractivos. Se nota que conoce mucho los mitos nórdicos, que los ama, y que disfruta jugando con ellos. Y a nosotros, sus fans, nos encanta verle jugar. En lo referente al dibujo hay que decir que el arte de Simonson no ha empeorado con la edad, sino que sigue igual de espectacular que siempre.

jueves, 7 de julio de 2016

Mi biblioteca, II


Escribió Thomas Carlyle: "la verdadera universidad es hoy una buena colección de libros". Creo que he conseguido reunir una excelente colección. Siguiendo el repaso pasamos al comedor de mi casa, donde hemos hecho unas estanterías de obra. 


En éstas tengo, por ejemplo, varias obras de Ricardo Menéndez Salmón; "La ridícula idea de no volver a verte", de Rosa Montero; la Historia de Venecia de John Julius Norwich; la Historia de Londres de Peter Ackroyd; "Olvidado rey Gudú", de Ana María Matute; el "Erotica Universalis" de Taschen; catálogos de exposiciones y museos; varias obras de Arturo Pérez- Reverte; la Ilíada y la Odisea; el Quijote y las Mil y una noches.


En éstas tengo, entre otras obras, los evangelios apócrifos; "Bearn", de Lorenzo Villalonga; la autobiografía de Tony Leblanc; "La decadencia de Occidente", de Spengler; la Historia del Arte en la Antigüedad de Winckelmann; "El hereje" de Delibes; "Los mitos griegos" de Robert Graves; la Historia de la Filosofía de Bertrand Russell; una estantería entera dedicada a JRR Tolkien; "La historia interminable" de Michael Ende; "La muerte de Arturo" de Thomas Malory (ilustrada por Aubrey Beardsley); un álbum de cromos de 1932; y un portafolio con facsímiles de documentos del archivo municipal de Cartagena.

50 libros que deberían de estar en todas las bibliotecas


NARRATIVA

1- Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez
2- El aleph, de Jorge Luis Borges
3- El hereje, de Miguel Delibes
4- Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes
5- No digas que fue un sueño, de Terenci Moix
6- Estudio en escarlata, de Arthur Conan Doyle
7- Frankenstein, de Mary W. Shelley
8- La muerte de Arturo, de Thomas Malory
9- La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson
10- Lolita, de Vladimir Nabokov
11- Matar a un ruiseñor, de Harper Lee
12- Las mil y una noches
13- La metamorfosis, de Franz Kafka
14- Moby Dick, de Herman Melville
15- Narraciones extraordinarias, de Edgar Allan Poe
16- El nombre de la rosa, de Umberto Eco
17- Olvidado rey Gudú, de Ana María Matute
18- El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde
19- Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar
20- Niños en el tiempo, de Ricardo Menéndez Salmón
21- La rebelión de Atlas, de Ayn Rand
22- El imperio de Yegorov, de Manuel Moyano
23- El libro de arena, de Jorge Luis Borges
24- Pregúntale al polvo, de John Fante
25- La conjura de los necios, de John Kennedy Toole

TEATRO

26- Hamlet, de William Shakespeare
27- Luces de bohemia, de Ramón María del Valle Inclán
28- Macbeth, de William Shakespeare

POESÍA Y PROSA POÉTICA

29- Hojas de hierba, de Walt Whitman
30- El río de sombra, de Antonio Colinas
31- La Odisea, de Homero
32- Veinte poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda
33- Poesías completas, de Antonio Machado
34- Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca
35- El principito, de Antoine de Saint-Exupéry
36- Poesías completas, de Constantino Cavafis
37- La Ilíada, de Homero
38- La realidad y el deseo, de Luis Cernuda
39- Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique
40- La alucinación de Gylfi, de Snorri Sturlusson
41- Gilgamesh
42- Poesías completas, de San Juan de la Cruz
43- Museo de cera, de José María Álvarez

ENSAYO, AFORISMOS, REFLEXIONES

44- El mundo de ayer, de Stefan Zweig
45- Meditaciones, de Marco Aurelio
46- El libro del desasosiego, de Fernando Pessoa
47- Los héroes, de Thomas Carlyle
48- El diccionario del diablo, de Ambrose Bierce
49- Ensayos, de Michel de Montaigne
50- Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano, de Edward Gibbon



miércoles, 6 de julio de 2016

Mi biblioteca, I


Iré poniendo fotos de mi biblioteca. Empiezo con el primer mueble con libros que uno encuentra al entrar en mi casa, se trata de un pequeño armario con un estante en donde guardo libros de pequeño formato. Habrá unos 100 libritos aquí, seguramente. 



Destaco algunos: El elogio de la sombra, de Tanizaki; La decadencia de la mentira, de Wilde; Sobre Francia, de Cioran; El país de los ciegos, de Wells; De Buonaparte y de los borbones, de Chateaubriand; La guerra de las salamandras, de Karel Çapek; Leer en el retrete, de Henry Miller; El pequeño Arquímedes, de Aldous Huxley; Cuentos de amor, de Hermann Hesse; y una edición de 1924 del poema nacional de Argentina, el Martín Fierro de José Hernández, que me regaló la poeta María Teresa Cervantes.


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